“La cocina siempre me gustó, más allá de la profesión veterinaria” que ejerció hasta los años 2000, cuando en un proceso de reconversión, exploró otras alternativas y finalmente se enfocó en esta actividad. En aquellos años de crisis en el país, “había que buscar reconvertirse un poco, empecé con otras actividades”, relató, reconociendo que “la cocina siempre me gustó. Era yo el que estaba al lado de mi vieja en la cocina mirando, cocinando con ella, que creo que es una forma en que todo el mundo se acerca a la cocina”, comentó, reafirmando que “de toda la vida me gustó la cocina y toda la parte de organización de eventos”.
Es así que en el 2007 ingresó a la escuela del reconocido y prestigioso Gato Dumas, donde primero realizó un curso de organización de eventos. “Vi la posibilidad de prepararme”, por lo que luego “hice todo el curso de cocina profesional y estuve yendo a Montevideo todas las semanas durante 4 años. Así ingreso de lleno a lo que sería el mundo de la cocina”, relató.
Para prosperar en esta profesión, en su visión lo principal es “tener vocación. Te tiene que gustar, porque la cocina uno lo puede ver de afuera y decir es hermosa, es una profesión espectacular en el sentido que tú estás dando de comer a la gente, pero del otro lado del mostrador es una profesión muy sacrificada. Como en todas las profesiones, te tiene que gustar, en este caso, el sacrificio de la cocina, y entendida no como un castigo sino como una profesión en la cual tenés que poner toda tu energía”, apuntó.
“En la cocina doméstica estás cocinando para tus seres queridos y eso es un disfrute, pero en la cocina profesional tenés mucha presión, mucha adrenalina, por eso te tiene que gustar, es imprescindible”, reafirmó.
CÓMO SURGE LA ESCUELA
Egresado de la Escuela del Gato Dumas, comenzó a trabajar en organización de eventos, servicios de catering, viandas, y simultáneamente, por la demanda de amigos y conocidos, dicta clases de cocina a particulares, fundamentalmente estudiantes que se iban a estudiar a Montevideo y requerían nociones básicas. Ahí encontró un nicho de mercado estratégico, pues no existía “alguien que enseñara a cocinar, no profesionalmente, sino a gente que necesitaba aprender platos sencillos del día a día”. Es así que en el 2017, “nació la idea de poner una escuela de cocina para todo tipo de público amateur y enseñar cosas sencillas que después puedan ir a sus casas y hacerlas y que les queden bien, sobre todo eso”, señaló.
“Ese era el objetivo primario”, indicó, reconociendo que también asisten quienes “tienen la intención de poner un emprendimiento, o a raíz de lo que aprenden se les despierta la vocación y tienen su emprendimiento. De hecho en Paysandú tenemos el orgullo de tener muchos emprendedores en el área de la gastronomía. También hay muchos chicos que asisten y se les despierta la vocación o quieren confirmarla, porque aquí tienen una visión primaria de lo que puede ser la cocina. Tengo alumnos que después han ido a escuelas profesionales y hoy están trabajando”.
CURSOS CURRICULARES Y TALLERES TEMÁTICOS
La oferta educativa de Tito Prosper abarca cursos curriculares de pastelería, de panadería y de cocina y, a la vez, se complementa con cursos cortos o talleres temáticos que realizan periódicamente. En pastelería o repostería, está el curso de formación básica, para quienes “vienen sin conocimiento ninguno y se les enseña desde cero a generar conocimiento y terminan haciendo postres y tortas”. En tanto, en el curso de pastelería avanzada, “se hacen otro tipo de preparaciones, presentaciones, postres o tortas más elaborados”. En panadería, también hay dos niveles de formación. En el curso básico se enseña la elaboración de galletas, panes, roscas, bizcochería, hojaldre, y en un segundo curso, otro tipo de masas, con el uso de frutas, verduras, y complementando al primero. En el curso básico de introducción a la Cocina, “vemos todos los temas de la cocina, desde las preparaciones más básicas, hasta preparaciones de todos los tipos de carnes, pastas frescas, sopas, preparaciones con arroz, vemos un poquito de todo”, detalló.
“PERMANECER, EL GRAN DESAFÍO”
Para Tito Prósper, “el permanecer, es el gran desafío”. En este sentido, recordó lo que significó “la pandemia, donde estuvimos cerrados prácticamente medio año. Cuando reiniciamos los cursos con todos los cuidados que nos habilitaban a poder empezar, siempre había alguno que se enfermaba y había que volver a cerrar”.
“Creo que el gran desafío de la escuela ha sido el permanecer, y el mantenerse siempre con la misma calidad de educación y de percepción general de lo que es la escuela, no decaer en el servicio, no decaer en la educación, siempre manteniendo los mejores materiales y actualizados”, resaltó.
La cocina “avanza” constantemente “y siempre hay cosas nuevas para aprender”, observó. La línea de trabajo se enmarca en “el lema de la escuela preparaciones sencillas, que las puedes hacer en casa, que queden bien”. Sin embargo, “siempre están surgiendo cosas nuevas y uno las recibe y a veces las adapta para poder incorporarlas a la educación diaria”, apuntó. Obviamente que “técnicas profesionales”, no tienen cabida en este tipo de educación amateur, “pero sí son cosas que uno las tiene que saber”, lo que también “es un desafío, estar en permanente actualización”, agregó.
“LA COCINA ES UN GRAN DISFRUTE”
“Si no somos la primera escuela en este formato a nivel del interior del país, somos pioneros en este tipo de presentación de educación. Si bien siempre hubo gente que enseñó a cocinar, con algo instalado creo que somos pioneros, con cocinas semiprofesionales y con una educación que repica un poco lo que son las escuelas profesionales. Damos todos los materiales, la materia prima; en lo único que tiene que venir enfocado es en aprender y en disfrutar, porque la cocina a pesar de que tiene su parte de sacrificio, es un gran disfrute”, cerró.