La noticia por la que se ingresa a este agujero de gusano puede haber pasado como una más de las tantas que daban cuenta de las secuelas que dejó el paso de un huracán, uno más de los que frecuentemente azotan esa zona del planeta. “Tras el paso del huracán Ian por Florida (EE. UU.), muchos coches que estaban sumergidos se han incendiado al salir a la superficie” y agregaba en la bajada que “Los bomberos del Estado de Florida, en Estados Unidos, no dan abasto para apagar las decenas de coches eléctricos que han comenzado a arder por sí solos”.
Profundizando un poco en la noticia agregaba que se trata de autos de uso familiar, conocidos como “turismo”, cuyo denominador común es que habían estado sumergidos en agua salada y aparecieron días después, cuando el agua se despejó. “Al parecer, el origen de la combustión está en la reacción química producida por la mezcla del litio de las baterías con el agua salada del mar”, ofrecía el artículo como explicación.
Una de las cosas más llamativas de las imágenes que acompañan la nota es la virulencia del fuego que se originó en estos vehículos y la dificultad que afrontan los bomberos para sofocarlo. De hecho se emitió más que una recomendación una solicitud a los propietarios para que los retiren de sus propiedades y los trasladen a zona despobladas, “donde no supongan ningún riesgo si se incendian repentinamente”.
Y decíamos que es un agujero de gusano, porque a partir de esto, buscando profundizar un poco en el tema de la combustión de las baterías de litio descubrimos que no solamente el agua salada supone un riesgo de incendio. El sobrecalentamiento y las fugas térmicas por defectos de fabricación son riesgos inherentes a estas baterías que han hecho posible el milagro de la movilidad eléctrica, herramientas portátiles y prácticamente toda nueva tecnología inalámbrica, pero que pueden ser, a la vez, su enorme talón de Aquiles.
Las baterías de iones de litio hoy en día están en todas partes. En los teléfonos y tabletas, en las herramientas inalámbricas, en los autos y hasta en ómnibus y camiones. Tienen muchas ventajas respecto a todo lo que hubo antes, pero en especial por su alta eficiencia, bajo peso, larga vida útil y que no se descargan cuando no se usan por mucho tiempo se hicieron espacio rápidamente. También son relativamente baratas. Pero tienen un problema, que es justamente esta facilidad para provocar incendios complicados de manejar.
La casuística es muy amplia, pero hay algunos que nos han tocado bastante de cerca, como la tragedia provocada por un incendio ocurrido en el barrio de Recoleta, en Buenos Aires, en el que las baterías de litio de un monopatín dentro de un apartamento entró en llamas –no estalló– sin que se estuviese cargando en ese momento. Ese accidente costó la vida a una mujer de 50 años y a sus hijos de 17, 9, 8 y 7 años. Otras 26 personas sufrieron también las consecuencias. Bomberos de la ciudad de Buenos Aires determinó que la causa del fuego “está relacionada con la súbita reacción térmica de baterías de litio pertenecientes a un scooter monopatín eléctrico, inducida presuntamente por sobrecarga o descargas excesivas, golpes en celdas o bien exposición a fuentes de calor, cuyo potencial térmico se transmitiera a los elementos con capacidad de arder, dando lugar a lo ocurrido”.
Pero hay mucho más, ejecutando una simple búsqueda en Google o en el buscador de YouTube se puede uno encontrar con infinidad de incendios espontáneos ocasionados por este tipo de baterías. Y lógicamente, cuanto más grande las baterías más grande el problema. Las imágenes de los incendios ocurridos en buses eléctricos son las más impactantes, y hay muchas.
Claro, considerando la cantidad de baterías de litio que hay hoy en el mercado los números de los inconvenientes que han ocurrido son muy pocos, hablamos en términos de probabilidades de una en cuatro millones de baterías. Pero es que hay muchos, de verdad muchos, millones de baterías, muchas de las cuales ni siquiera recordamos dónde están, y para quien le toca ese uno en cuatro millones se vuelve el 100%. En algunos lugares de Estados Unidos se han tomado medidas temporales, como la suspensión de servicio de los ómnibus eléctricos y también anteriormente (año 2015) algunas aerolíneas habían exigido que no se autoricen en los aviones los aparatos electrónicos con este tipo de baterías. Recientemente varias empresas fabricantes debieron retirar vehículos fabricados desde febrero de 2020 debido en su mayoría a fallas internas de las baterías que pueden causar incendios, todas ellas fabricadas por la misma empresa asiática.
Pero qué es en concreto lo que ocurre. Se lo conoce como fuga térmica, y es un proceso que lleva a que una batería de iones de litio se queme o explote. “Si una batería se sobrecalienta, una célula de batería puede empezar a arder. Se produce una reacción en cadena: la célula ardiente calienta la célula vecina, que también se quema. Entonces se producen varias reacciones de combustión explosivas”, explica la página de la empresa española Cemo, especializada en la seguridad de almacenamientos, que conviene visitar porque incluye algunas recomendaciones y advertencias. Entre ellas: “No utilice la carga rápida”; “No coloque los dispositivos que funcionan con baterías bajo el sol” y “Solo use los cables de carga originales”.
En general las medidas de seguridad de las baterías han mejorado, pero con un mercado creciendo como lo viene haciendo también es una posibilidad para que aparezcan baterías que puedan presentar defectos que favorezcan la ocurrencia de accidentes.
Lo que sería importante es que todos estuviésemos al tanto de los riesgos que supone tener un aparato alimentado por baterías de iones de litio, de forma de poder tomar las precauciones necesarias para evitar, o minimizar al menos el riesgo de accidentes. Por ejemplo, ¿dónde dejó usted su viejo celular que ya no usa? ¿Dónde están las baterías “18650” de la linterna led de alta potencia? ¿Dónde quedó la antigua tablet de los niños? Probablemente la respuesta sea en un armario, la mesa de luz o algún mueble similar, rodeado de ropa, madera u otros materiales combustibles. Y en caso de producirse un fuego espontáneo seguramente nos vamos a dar cuenta cuando ya sea demasiado tarde.¿Y pensó acaso dónde pone a cargar su celular o las baterías de sus herramientas eléctricas? Lo más probable es que queden horas cargando sin supervisión en algún estante.
Y las alertas comprenden no solamente a los usuarios, sino a todo aquel que esté relacionado con la cadena, por ejemplo los centros de reciclaje donde se pueden acumular las baterías y también, por supuesto, a los Bomberos, por las particularidades del intenso fuego que se originan en estas fallas.
El futuro será eléctrico, por ahora no hay dudas, pero por el momento no está 100% libre de complicaciones.
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