Apicultura uruguaya atraviesa el peor momento en este siglo

Más de 200 apicultores de todo el país se dieron cita en Paysandú, en las instalaciones de Casa de la Cultura, donde analizaron la difícil situación que azota al sector debido a una serie de factores, que van desde lo productivo hasta la problemática de la comercialización y posterior colocación en el exterior de la miel uruguaya.
“Estamos trancados por distintos factores y con precios absolutamente ridículos. Por ende, enfrentamos una situación de las más críticas en 15 a 20 años, en donde no se daba una coyuntura tan particular y de crisis para la apicultura uruguaya”, reseñó a EL TELEGRAFO el apicultor sanducero Santiago Schneider.
Apicultores de todo el país manifestaron su preocupación ante representantes de la Dirección General de la Granja (Digegra) y Julio Pintos como presidente de la Comisión Honoraria de Desarrollo Apícola (CHDA), expresando la crítica situación que atraviesa el sector apícola uruguayo debido a la paralización comercial de la miel y la muy difícil situación económica de los apicultores.
En el encuentro, al que asistieron grupos apícolas, como Grupo Apícola Paysandú, Calapis, cooperativa Calagui de Guichón, grupo Los Rumbos de Paysandú, cooperativa Calay de Young, grupo Apicultores de Algorta, Mesa Apícola de Salto, grupo Apicultores de Tacuarembó, Coapicol de Florida y el grupo Sierras de Olimar de Treinta y Tres, se trataron puntos como microfinanzas, warrants, fondo de resiliencia y se discutió sobre la problemática comercial del sector.
Allí, el exintendente de Paysandú –y también productor apícola– manifestó que previamente mantuvo reunión con el gerente de la sucursal Paysandú del Banco de la República para conocer qué posibilidad de créditos hay para los apicultores, además de explicar los pasos sobre otras formas de apoyo para el sector.

Dificultades

Schneider, integrante del Grupo Apícola Paysandú (GAP), que produce miel orgánica, recordó que en la primavera se enfrentó “una dificultad muy grande en lo productivo, que medianamente se paleó en verano, cuando algunos apicultores lograban acopiar cierta producción. Posteriormente, llegamos a la época de la forestación, que se ha vuelto una de las etapas más productivas, y nos encontramos ahí con graves problemas para vender nuestra producción”.
Sostuvo que el mercado mundial “aparece totalmente deprimido y desinteresado de comprar nuestros tambores, determinando que en el país hay muchos apicultores con una gran cantidad de tanques en sus propiedades. Lo que compraron una o dos empresas en el país, tampoco los pudieron vender, por lo que tienen tambores sin colocar en el exterior, sin vislumbrarse la posibilidad de un mercado ágil y con una incertidumbre muy grande”.
China ha volcado al mercado internacional “más de 100.000 toneladas de un producto que no es inocuo y sabemos que tiene un componente de jarabe de arroz, con lo que hacen una mezcla que no es fácil de detectar. Por ende, toda esa miel, que corresponde a toda la producción de Argentina y quizás la de Brasil, ocupa un espacio en el mercado mundial, en detrimento de nuestras posibilidades”.

Glifosato

Otro de los temas de preocupación en la apicultura es la aparición de trazas de glifosato, que “nos impide ingresar a un mercado europeo muy exigente al respecto. Alemania, que es un comprador histórico de nuestros productos, puso muy bajo los parámetros e imposibles de cumplir para la producción actual”, dijo el productor local.
Más allá de eso, explicó que tienen “un proyecto en el que nos hemos visto involucrados muchos productores con la miel orgánica. Lo que en un principio apareció como una tabla de salvación ya tampoco existe, porque el mercado aparentemente se saturó. Brasil, que es el principal productor del mundo, abarcó ese mercado y tuvo que bajar los precios. Por ende, ahora no se puede hablar de una diferenciación de precios, sino que no existe en este momento una oferta interesada en comprar esta producción, que hasta el momento se lograba a través de mieles de forestación, que no tienen el problema del glifosato”.
A partir de esa posibilidad, “estos productores comenzaron a producir distinto y dejamos de utilizar productos de origen sintético para la cura de las abejas. Se manejan apiarios en zonas libres de problemática y a partir de eso generamos un producto con otras bondades”.

“Todo es muy complejo”

Para Santiago Schneider, “todo es muy complejo” y enfatizó que “el abuso en la utilización de herbicidas está en la tapa del libro. Se habla de la miel, porque siempre fue un producto que se declaró libre de cualquier tipo de contaminación y se puso como bandera de producto inocuo”. Incluso, precisó que “son contradictorios los enfoques que se han realizado a través de la medicina, porque la organización mundial dice que afecta, pero ese panorama no está bien verificado”, aclaró.
“Sabemos que no podemos cambiar el espectro de la agricultura actual de un pantallazo, por la utilización de los productos que se utilizan normalmente en laboreo de suelos y preparación de siembras, pero creemos que hay que poner foco en acotar al máximo el vertido de esos productos. Debe haber más controles, ya no se puede aplicar en forma indiscriminada, como se hacía, en alambrados y caminos”. Y puso énfasis en que “esto debe cambiar, porque es demasiado lo que está apareciendo en las muestras de agua y en algunas de nuestras mieles”. De todas maneras, aclaró que por consumir miel “nadie se va a enfermar, ya que son trazas mínimas, pero lamentablemente están dentro de los parámetros no permitidos por quienes nos compran la miel”.

Saber lo que pasa

“Todos los productores estamos embanderados en informar a la población y que la gente se entere de lo que pasa”, explicó el apicultor. “Las autoridades tienen en sus manos la posibilidad de cambiar las cosas. Necesitamos ayuda en lo que refiere a microfinanzas o algún otro sistema de auxilio”.
“Habíamos propuesto, en su momento, que como se cobra gran cantidad en impuestos de ingresos de los productos de herbicidas, que nos dieran un apoyo a partir de un precio inferior que tiene la miel”.
Apuntó que el cuello de botella para este año “es que tenemos una cantidad de miel residual y dentro de tres a cuatro meses tendremos la nueva zafra. La gente no tiene el dinero para cumplir los requisitos básicos, como pagar sus cuentas”. Y acotó que “se debe considerar esta situación y que se nos pueda ayudar en otros aspectos, como el gasoil”.