Harry Kane, delantero del Tottenham Hotspur, salvó a Inglaterra del fiasco y con un gol en los descuentos, el segundo de su cosecha, dio ayer el triunfo a su selección ante Túnez por 2-1 en el debut del Mundial de Rusia 2018. El resultado maquilla una mala actuación de los ingleses, que arrancaron el partido con mucha fuerza –con la que generaron varias ocasiones de gol– pero que luego se fueron apagando, con el recurso de los centros como única opción ofensiva.
Cuando parecía que el conjunto africano iba a sacar un inesperado punto en el segundo partido del Grupo G, disputado en el estadio Voldogrado, apareció Kane para resolver de cabeza un toque de un compañero a un tiro de esquina. El goleador había adelantado a su equipo a los 11 minutos, pero a los 35, Ferjani Sassi igualó para Túnez al materializar un penal de Kyle Walker a Fakherddine Ben Yousef.
A partir de ahí Inglaterra presionó y atacó sin suerte y sin ideas, hasta que apareció Kane en los descuentos. Túnez pagó caro el planteo extremadamente defensivo del complemento. Además, el tanto de la victoria inglesa llegó tras un notable descuido, al dejar sin marca al 9.
Los ingleses llegaron a Rusia con uno de los mejores currículums del torneo, repleto de gestas conseguidas décadas atrás, aunque torturados por su pasado más reciente, sin opciones de pasar a octavos de final en el tercer partido de la fase de grupos en Brasil 2014 y expulsados de octavos de la Eurocopa de Francia 2016 por la sorpresiva Islandia.
