El ejemplo de “Los Iracundos”

La inauguración del mural homenaje al grupo musical sanducero “Los Iracundos” en la pared del Espacio Cultural Museo de la Tradición, merced a gestiones de la Comisión Honoraria Departamental del Patrimonio Cultural, constituye una obra que debe ser cálidamente bienvenida y cuya belleza debe ser valorada y disfrutada tanto por los sanduceros como por quienes visitan nuestra ciudad. El hecho de que el autor de esa obra sea un artista argentino (Néstor Medrano) adquiere una significación especial a la luz no sólo de la ubicación de la misma (frente al río que une nuestro país con Argentina) sino también teniendo en cuenta la feliz ocasión de profundizar el necesario intercambio entre ambos pueblos.
Existen muchos casos en los cuales un artista o conjunto musical se termina transformando en la carta de presentación de una ciudad e incluso de un país, tal como sucede con el brasileño Antonio Carlos Jobim, la francesa Edith Piaf o el grupo británico The Beatles por nombrar tan solo algunos ejemplos. Para quienes son o se sienten sanduceros, “Los Iracundos” tienen esa misma cualidad: se transforma en “santo y seña” para quienes han escuchado desde siempre sus canciones y las anécdotas de quienes a pesar de la fama lograda siempre vivieron como un vecino más, atentos a los avatares de sus conciudadanos y de sus necesidades. Sin duda que el mural inaugurado en el día de ayer dará cuerpo, visibilidad y fortaleza a ese vínculo indisoluble que siempre ha existido entre la población sanducera y quienes con un motivo de legítimo orgullo para esta tierra, habiendo hecho conocer el nombre de este departamento por diversos países y continentes.
Pero la ceremonia vivida en el día de ayer en el Balneario Municipal debe servirnos, asimismo, para reflexionar sobre como el legado de estos músicos excede el plano meramente artístico y se transforma en un ejemplo sobre como los sanduceros debemos proyectarnos hacia nuevos desafíos, incluso más allá de las fronteras de nuestro país. En la actualidad los medios tecnológicos a disposición en cualquier teléfono celular permiten conectarse vía Internet con diversas redes sociales y subir materiales culturales del más variado contenido, ya sea que se trate de temas musicales, actuaciones humorísticas o contenidos educativos. Todas esas opciones pueden difundirse, por ejemplo, a través de una página web o compartir videos en YouTube, posibilidad con la cual obviamente “Los Iracundos” no contaban durante su carrera artística. Estas opciones podrían dar lugar, con el debido apoyo de las autoridades departamentales y nacionales, a la conformación de una industria cultural local como forma de abrir nuevos horizontes de desarrollo genuino y sostenible ante un pasado industrial local que evidentemente no volverá.
Según el académico mexicano Néstor García Canclini, “existen diversas definiciones de industrias culturales. En sentido amplio, podemos caracterizarlas como el conjunto de actividades de producción, comercialización y comunicación en gran escala de mensajes y bienes culturales que favorecen la difusión masiva, nacional e internacional, de la información y el entretenimiento, y el acceso creciente de las mayorías. En los últimos años, el énfasis en una u otra de estas actividades y funciones ha llevado a nombrarlas como ‘industrias comunicacionales’, ‘industrias creativas’ (‘creative industries’) o ‘industrias del contenido’ (‘content industries’), con lo cual se alude a que son medios portadores de significados que dan sentido a las conductas, cohesionan o dividen a las sociedades”. Para este autor, “es ya un consenso internacional que las industrias culturales son el sector más dinámico del desarrollo social y económico de la cultura, el que atrae más inversiones, genera mayor número de empleos e influye a audiencias más amplias en todos los países. ¿Cuándo comenzó a ocurrir esta transformación? Se podría hablar de una incipiente industrialización de la cultura desde la invención de la imprenta, pero fue necesario que se sumaran otros avances tecnológicos y se expandiera la educación en los siglos XIX y XX para que se configurara una industria editorial, y luego las industrias audiovisuales (radio, cine, televisión, video, fonográfica). En la última etapa, el desarrollo electrónico y satelital, que generó nuevos modos de comunicación –por ejemplo, Internet– permite articular lo que antes se producía en forma separada en cada rama y en distintas naciones”.
En 1938, al cumplirse los setenta y cinco años de la declaración de Paysandú como ciudad, Adolfo Mac Ilriach formulaba las siguientes observaciones sobre la forma de ser de los sanduceros: “Luego de un análisis de las distintas circunstancias y factores que marginan y que concentran la vida de Paysandú, me inclino a extraer esta afirmación fundamental: Paysandú se caracteriza por su vida de trabajo. Su formación, su desenvolvimiento, su progreso, el medio ambiental en que se han ido forjando nuevas generaciones, nuevos aportes y nuevos valores, todo ello siempre ha estado impregnado por la idiosincrasia de este solar: vida de trabajo, sencilla, modesta, afanosa, y de previsión y de control, tanto en el industrial, como en el empleado, tanto en el que se desenvuelve en el capital heredado, como en el que se ha ido formando a base de golpes, de privaciones y de esfuerzos: constituyendo todo ello, un plano social reacio al sensualismo utilitario con que la vida moderna afecta el ambiente heterogéneo de otras ciudades”. La actitud que hace décadas demostraron estos jóvenes músicos sanduceros es una muestra clara de este espíritu que nos ha distinguido como una comunidad progresista, abierta a nuevos horizontes y desafíos y confiada en que podrá superar los mismos en base a su esfuerzo y capacidad. ¿Quién hubiera pensado, en una época en la cual no existía Internet, las redes sociales y en las cuales las comunicaciones telefónicas se realizaban con múltiples dificultades y demoras, que desde Paysandú emergería un conjunto musical que conquistaría varios países manteniendo hasta el día de hoy importantes contingentes de seguidores en todo el mundo?
El mejor homenaje que podemos hacerle a “Los Iracundos” es aprender de las importantes lecciones que nos deja su historia de éxitos y de esfuerzo permanentes.
Para hacerlo, debemos trabajar desde Paysandú con la vista puesta en el mundo, apostando a productos y servicios innovadores y de calidad en todos los ámbitos y específicamente en el área cultural, en la cual se pueden abrir oportunidades en varias áreas que además ayuden a posicionar a nuestra ciudad como un referente cultural de la región. Así como hace varias décadas estos jóvenes sanduceros salieron a mostrar su calidad musical ante las más diversas audiencias, así debemos enfocar nuestros esfuerzos para forjar un futuro mejor para todos los que habitamos este departamento, porque como lo expresa una de las canciones más famosas de este grupo inolvidable, “El mundo está cambiando y cambiará más”.