Solicitada

IDP Y OSE: BURROCRACIA COORDINADA
La falta de criterios racionales y coherentes en la obra de avenida Salto siguen dando que hablar. Uno de los tantos errores graves en el asfaltado, denunciado en estas mismas páginas, fue la rotura de conexiones cloacales que, con apresuramiento inusitado, se siguió adelante, antes que OSE realizara la refacción alrededor de noviembre del pasado año. El solo argumento fue no poseer planos que mostraran dichas conexiones.
Como consecuencia, los vecinos pasaron meses, incluyendo unas felices fiestas, entre el aroma fétido de aguas servidas, que corren a lo largo de avenido Salto desde Varela a Cerrito, que por esta última se pierden rumbo al sur, con la lógica contaminación ambiental y peligros en la salud de todo aquel que viva o circule por el lugar.
Luego de la solicitada que denunciaba esta situación, agravada por la negativa de OSE al hacerse presente en el lugar a reparar el caño destruido en una primera instancia –cuando pensaban que era tan solo una tapa colapsada–, volvieron por segunda vez, casualmente, el día que se trataba en la sesión de la Junta Departamental una moción que daba a conocer la situación de desidia e inasistencia, tanto de la intendencia como de OSE, para solucionar el problema, al no verse otra opción que cortar la flamante carpeta asfáltica como consecuencia de un atropellamiento inentendible.
Primero, me pregunto: ¿para qué tocar la base de tosca que tenía la calle, que se veía totalmente firme, lo que provocó estas roturas? Bajando varios centímetros la calzada para volverla a entoscar, con el costo que esto implicó, y segundo: ¿Para qué sirvieron las reuniones con los vecinos? Podrían haber consultado con ellos esos detalles, que conocen por estar viviendo hace años sobre la avenida, en lugar de tan solo convocarlos para mentirles respecto de los tiempos que insumiría la obra, que están siendo totalmente incumplidos. Lo peor del caso es que, cuando por fin se decidieron, para no romper la nueva carpeta asfáltica, se les ocurrió la feliz idea de no tocar el caño destruido para evitar el corte del asfaltado y conectar la cloaca del vecino con trozos de caño haciendo una T a una conexión lindera que ya cubre demasiadas casas y no tiene el diámetro suficiente para seguir absorbiendo más desechos. En su momento, no se le permitió al propio vecino esta conexión y se lo obligó –como correspondía– a instalar un nuevo caño directo que, al hacer ahora la reconstrucción de la calle, se lo hicieron puré.
En conclusión, al no dar abasto el caño y por la precaria conexión realizada, ya está perdiendo nuevamente en la misma o peor situación que antes. Por eso, van a tener que seguir rompiendo para arreglar al fin. Un poco de coherencia hay que reconocer, ya que aún no han arreglado: la tapa de pluviales en la esquina de avenida Salto y Cerrito, que levantaron destrozando toda la vereda y dejándola a medio cerrar; las intersecciones entre canteros sin asfaltar que siguen cubriéndose con tosca; el pasaje por la vía del tren en medio de la nueva carpeta asfáltica, que tiene cráteres más que pozos; el asfaltado de Juncal a bulevar Artigas, que iban a tardar un mes mientras ya van varios, cortándoles el agua cada dos por tres a los vecinos, sin previo aviso, tomando forma recién ahora, aunque no del todo prolija, después de seis meses para hacer tres cuadras. En un caso como el que acabamos de relatar, es lógico y coherente que no encuentren solución cuando no se quiere reconocer el grave error de tener que romper la nueva carpeta asfáltica, aunque inevitable cuando está en juego la salud de la población. Lamentablemente, los errores y la desprolijidad generalizada son habituales entre ambos organismos estatales; si esto no es inoperancia, ¿la inoperancia dónde está?
Javier Pizzorno
Edil del Partido
Nacional