Que la celeste nunca pare de volver

En una mezcla de humor, ironía e historia, el escritor y periodista Sebastián Chittadini (41) juega y se divierte con las comparaciones entre el actual y ordenado proceso de la selección uruguaya, sus jugadores y sus hinchas, con las etapas del combinado oriental de antes de la llegada de Oscar Tabárez, desorganizado, con problemas internos, desnortado. El libro “Que vuelva la celeste de antes”, en el que la generación del Mundial 2002 tiene alta relevancia, es un jugoso relato humorístico y, a su vez, un compendio de datos muy interesantes de las actuaciones mundialistas de Uruguay.
La publicación de 245 páginas –de la editorial Fin de Siglo– fue presentada durante la pasada Feria del Libro de Paysandú, desarrollada en Innova, donde entre los presentes había un argentino oriundo de Concordia, enfundado con la camiseta de Uruguay del Mundial de México 1986, que se declaró admirador de la celeste y del trabajo de Chittadini. Es que la labor del autor empezó bastante antes de la aparición del libro.
“La idea comenzó por 2013, como una cuestión lúdica para divertirme en Facebook, en la que jugaba con la dicotomía del exitismo después del Mundial de Sudáfrica de 2010 y la Copa América de 2011, con todo ese nuevo público de la selección. Le tomaba el pelo a eso, y lo comparaba con los años 2000 y años de 1990, con selecciones que no tenían tanto gancho con el público”, explica en diálogo con EL TELEGRAFO.
“Y a eso lo empecé a matizar con otras cuestiones más históricas que tenían que ver con hechos reales”, continúa. En el siguiente paso apareció el blog, Lacelestedeantes.com, que potenció el crecimiento de los seguidores en Facebook –hoy tiene más de 50 mil fans–, con notas y crónicas con humor combinadas con relatos históricos.
“Fue lo que empezó a producir viralidad”, dice Chittadini quien se autodenominó como el “esclavo”, un agente innominado que es el que realmente escribe, por orden de un ser superior, los artículos y columnas. El público comenzó a engancharse también en Twitter, donde tiene 16 mil seguidores, al canal de YouTube y, más recientemente, en Instagram. En todas las plataformas, los simpatizantes de la “Celeste de antes” aportan ideas, en un intercambio constante en la que reclaman que el “esclavo” no se demore en hacer los comentarios de los partidos de la celeste o que aborde tal o cual tema.
“La idea central es la ironía; al principio costó porque algunos creyeron que criticaba en serio a la selección actual. El objetivo es contrastar el proceso de Tabárez, algo inédito en la historia de un fútbol uruguayo signado por la desorganización. Ahí se establece un quiebre. Todo lo que pasó antes de Tabárez es la celeste de antes, cuando había desorganización, planteles divididos, problemas con los dirigentes, cambios de entrenadores”, se explaya Chittadini.
Y prosigue: “A través de ese humor e ironía tengo un doble propósito, por un lado homenajear a muchos jugadores que tenemos en la memoria, y destacar lo que se está haciendo bien ahora. Aunque algún desprevenido piense lo contrario. Todo esto tiene tanto asidero por el carácter nostálgico del uruguayo y, sobre todo, porque el fútbol se encuentra tan culturalmente arraigado y presente en la vida cotidiana”.
Viejos valores
Chittadini es licenciado en Comunicación, trabaja asimismo en el portal Zona Mixta y desempeña un personaje humorístico, el profesor Hermes Sanabria, en la web El Aguante. En la “Celeste de antes” defenestra el calendario Celeste de los jugadores de la selección de 2010 y pregona el obdulismo, basado en los Viejos Valores –así con mayúsculas–, representados especialmente en los “prohombres” como tilda a Paolo Montero, Richard Morales, Pablo García (quien escribe el epílogo del libro), Fabián O´Neill, Darío Rodríguez y Marcelo Sosa. Todos referentes del combinado que jugó en la Copa del Mundo de Corea y Japón 2002, a excepción del “Pato” Sosa.
En “Que vuelva la celeste de antes” queda claro que el plantel de ese torneo es algo “muy querido” por Chittadini y también por los seguidores del blog y los fans en las redes sociales. “Cuando empecé era la manera más fácil de comparar a los de 2010 con lo anterior. Esa selección (la de 2002) con todos los problemas que tuvo fue la que marcó la vuelta a los mundiales de Uruguay después de 12 años. Mucha gente lo vio primera vez en un Mundial. Había toda una expectativa sumado a los problemas que tenía esa selección, con los técnicos, Paco Casal, etc”.
La figura del empresario y contratista Francisco Casal va y viene en los comentarios de “La Celeste de antes”, al que por momentos se lo vanagloria siempre desde la ironía, pero sin dejar de causar resquemores y cierta polémica entre los simpatizantes de la página. Por las dudas, el autor del libro aclara que es “absolutamente” pro Tabárez y “fundamentalista del proceso”. “Siempre fui muy hincha de las selección, incluso en la época de la calculadora”, señala.
“Me fue sorprendiendo el crecimiento que ha tenido todo esto, hasta terminar con un libro, me parecía impensado. Ha sido algo que a mí me propició tener un lugar para escribir”.
“El jugador de bigote y barba es algo que hemos ido instalando en el lenguaje, que se plasma en el libro”, añade Chittadini en relación a la apariencia que un futbolista debe tener para cumplir con los Viejos Valores y el obdulismo. Ese lenguaje también está lleno de lugares comunes futboleros, muy simpáticamente utilizados, con expresiones del periodismo de antaño, con denominaciones a veces rebuscadas y chispeantes.
Chittadini cuenta que el 80% del contenido del libro es material nuevo y el resto son artículos ya existentes aunque adaptados para la publicación. “Ese espacio que se abrió con el libro me permitió tener un capítulo, el que más disfruté escribir, de historias contrafácticas. Relatar hechos reales de la historia mundialista de la celeste y plantear ‘qué hubiera pasado si…’. Por ejemplo, qué hubiera pasado si el cabezazo del Chengue contra Senegal entraba (ese partido, correspondiente al Mundial 2002, terminó 3-3 y Uruguay quedó eliminado en primera fase), o qué hubiera sucedido si Ghiggia en vez de patear al arco la pasaba a Julio Pérez (en relación a la final de 1950 en Maracaná y al segundo y decisivo tanto del encuentro). Fue el costado literario que me permití. Lo disfruté mucho y es una de las sorpresas agradables con que se encuentra la gente que ya conoce las otras plataformas”.
Como el tiempo pasa, jugadores como Diego Lugano y Diego Forlán ya forman parte de una celeste de antes. Y así, mientras transcurran los días y los años, aderezados por nuestra forma de ser. “En tanto los uruguayos sigamos nostalgiosos y anclados en el pasado, se seguirá retroalimentando esta historia”, concluye Chittadini.