Jeep Willys de 1951

Luego de una larga y paciente tarea que demandó tres años, se reconstruyó a nuevo un Jeep Willys de 1951. Su propietario, Walter A. Lynch, comentó que en 2006 adquirió este Jeep, que estaba sin motor y muy deteriorado.
Fue pasando el tiempo y, tras pensarlo detenidamente, Lynch se decidió a poner manos a la obra para que su Jeep volviera a mostrarse como en sus tiempos de cero kilómetro. Era menester adquirir un motor y se decidió por una planta motriz de Volkaswagen de 1.8.
Comenzó a trabajar en la chapa, el piso, los guardabarros. Así quedó muy poca cosa por tocar. Se arenó todo y paralelamente se puso a nuevo el motor VW. Claro, en determinado momento, Lynch pensó si había sido oportuna la decisión de reparar a nuevo el Jeep, por el tiempo que llevaba la obra y lo que se iba sumando en materiales.
Finalmente, tras el extenso trabajo, se pudo dejar listo, se pintó en un tono verde y se instaló el motor. En este caso, se le agregó un cajón porque, al ser de menores dimensiones, quedaba una espacio libre y de esa manera se estabilizó.
Las dos cajas de cambios se hicieron una, que ahora está instalada. Posteriormente, se trabajó en el nuevo tapizado para las dos butacas. La idea era cerrarlo, expresó Lynch, pero se optó por dejarlo con la capota, que está instalada sobre las barras de sustentación y antivuelco, quedando los laterales abiertos. En el proceso de restauración, trabajaron en la mecánica Walter y Mario Cabrera, mientras que el tapizado estuvo a cargo de Abelardo Suárez. La restauración de este Jeep llevó tiempo, pero al final del trabajo vale la pena disfrutarlo, en el entendido de que se trata de un referente, que tiene su lugar en la historia automotriz mundial.