Sojas continúan sin recibir agua suficiente y la cosecha será la de menor rendimiento

Las precipitaciones del fin de semana fueron escasas en zonas donde el déficit hídrico se acrecienta desde hace ya dos meses, lo que determina que las cañadas y tajamares no logren mejorar su caudal, pero también generando inconvenientes para los cultivos de soja que necesitan agua.
“Se han verificado lluvias de 8 a 10 milímetros en algunas zonas, y 35 lo máximo que hemos escuchado en el área”, manifestó a EL TELEGRAFO el ingeniero agrónomo Edgardo Nasta, del departamento técnico de Copagrán Paysandú.
De acuerdo a datos aportados desde la Estación de Meteorología de Paysandú, entre sábado y domingo llovió 18 mm. Productores, a su vez, indicaron que en Esperanza fueron 25, Arroyo Malo 40, Guarapirú 15, Piñera 46, Merinos 60 y en Piedra Sola 25 milímetros.
Por su parte, la central digital que posee la Estación Experimental “Dr. Mario A. Cassinoni” (Eemac) de Facultad de Agronomía, establece que en marzo van 36 mm (el promedio para el tercer mes del año es de 147 mm), en tanto en el año van 203 mm en esa zona (382 mm es el promedio de los tres primeros meses).
Las seccionales 4ª y 5ª siguen siendo las que reciben menos cantidad de agua desde el pasado 23 de enero, en tanto en Paysandú al límite con Tacuarembó es donde el déficit hídrico más impacta, teniendo en cuenta la magra calidad de los suelos, las altas temperaturas y el constante viento.
“A pesar de ser poca el agua y teniendo en cuenta la situación de déficit hídrico existente, cualquier agua viene bien, y para los cultivos es un alivio, sobre todo porque los de primera ya están bastante jugados en el rendimiento, y fundamentalmente los de ciclo corto que ya se están comenzando a trillar”, aclaró Nasta.
Para el profesional, los cultivos “no llenaron bien el grano y los rendimientos van a ser muy magros”. Para las chacras sembradas más tardíamente y de ciclos más largos que aún están en llenado de granos “es un alivio importante”, sostuvo. “Por lo que esperamos que lo que pintaba muy mal, pueda lograr un tamaño de grano mayor y no sean tan malos los rendimientos”, dijo.
Sobre las pérdidas que se pueda generar en la cosecha, consideró que se deben tomar caso a caso. “Hay situaciones más claras con zonas de chacras de 200 o 300 kilos de cosecha que no paga ni siquiera la trilla. Hoy ya tenemos áreas que no se podrán trillar”, puntualizó.
Entiende que hay “cierta desuniformidad”, pero ahí es una “ecuación económica”. Respecto a la calidad no hay un relevamiento “acabado”. Nasta ve algunos problemas “en la madurez de los granos; en este caso apurarse en cosechar si no hay problema de pérdida del grano, a veces puede complicar, sobre todo si aparece mucho grano verde”.
Sobre los tiempos que dispondrán los productores para la trilla de los cultivos, expresó que “sobre fines de marzo algo se cosechará”. El grueso de la cosecha será en los primeros diez días de abril.
LLEGÓ AL FIN
Hay zonas del departamento como Guichón, Piñera, Merinos y Tres Árboles, en donde los productores venían pasándola muy mal, pero las lluvias llenaron las aguadas y tajamares, brindándole otra tranquilidad.
Más allá de eso, hacia el límite con Tacuarembó se arrastran varios meses sin precipitaciones que superen los 30 milímetros, y por ser zonas de basalto, la situación aún es complicada, especialmente, respecto a las aguadas.
En Merinos, el productor Giancarlo Menegazzi manifestó a EL TELEGRAFO que “no llovió pasto, pero casi”, porque como había “alto nivel de nitrógeno en superficie, reventó”.
De todas maneras, reconoció que en esa zona de Capilla del Carmen, a unos 7 kilómetros de Merinos, hubo viento fuerte, considerándola como “una turbonada” que en una franja “quebró varios árboles”.