El lugar de las bicis en la ciudad

La gente que vive en las ciudades, tanto en países desarrollados como en desarrollo, está recuperando sus calles para que sirvan como espacios públicos, exigiendo que rediseñen las mismas para asegurar una distribución más equitativa y priorizando la asignación de calles para que las personas caminen, usen la bicicleta o socialicen.
La movilidad urbana es fundamental para el bienestar social y económico de los ciudadanos, aunque la mayoría de las ciudades han priorizado a los automóviles en el diseño de las calles, por encima de otros modos de transporte. Repensar estas cuestiones requiere incluir en la discusión no solo temas de infraestructura y recursos financieros sino también de salud pública, equidad, inclusión, recuperación y habitabilidad del espacio público.
En algunas ocasiones son los urbanistas quienes hacen las propuestas, diseñan y construyen, y luego los vecinos utilizan en mayor o menor grado esas innovaciones, les dan usos no previstos o dejan de usarlas. En otros casos, es el uso social sin planificación el que marca la línea de la necesidad de transformación de un espacio para su mejor aprovechamiento comunitario.
Esto último es lo que pasó con la ciclovía que se inaugura hoy en ruta 90, que fuera presentada como iniciativa desde nuestra página editorial y tomada primero por la administración Bentos, que no llegó a concretarla, hasta ser finalmente realizada enteramente en este período. La misma comprende desde la intersección de las rutas 3 y 90 hasta el kilómetro 7 de esta última, tratándose de un espacio para la recreación y la actividad saludable que fue generado naturalmente por los sanduceros que gustan de caminar o pasear en bicicleta en esa zona.
La obra, realizada con un costo de 12 millones de pesos, fue financiada por la intendencia con aportes del Fondo de Desarrollo del Interior (FDI) de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto de Presidencia de la República (OPP) y, previo a su inauguración, está teniendo un impacto importante al permitir que cientos de sanduceros diariamente la utilicen para realizar actividades físicas.
Como es sabido, esta zona es utilizada desde hace muchos años para caminar, correr o andar en bicicleta pero la combinación de ciclistas y peatones en las banquinas constituía un gran riesgo de accidentes puesto que se trata de una ruta de intenso tránsito. Desde el punto de vista del uso de esta nueva infraestructura por parte de ciclistas, es por su corta extensión, el de recreación dado que quien entrena como ejercicio físico o por motivos deportivos continúa utilizando la ruta, que le permite más largos desplazamientos y a mayores velocidades, incompatible con el tránsito peatonal.
Por otra parte, esta obra en un primer pedalazo para revertir un déficit del ordenamiento territorial de nuestra ciudad, como es la falta de bicisendas, tan comunes hoy en todo el mundo.
Un tema diferente es el uso de la bicicleta como medio de transporte, tan habitual y absolutamente incorporado por la población en otras urbes. En Latinoamérica el tema va en auge y hay varias ciudades que están construyendo, ampliando y rediseñando ciclovías para dar respuesta a demandas de la población que cada vez más incorpora el ejercicio en su vida.
Además, en algunas de ellas –como en Buenos Aires– existen programas gubernamentales para el fomento de utilizar la bicicleta como medio de transporte, lo que representa también un verdadero cambio cultural.
Allí se ha concretado una red de ciclovías –que espera llegar a los 250 kilómetros de extensión para 2019– que conforma un entramado de carriles exclusivos para bicicletas, resguardado del resto del tránsito vehicular por medio de un separador físico, que conecta los principales centros de trasbordo de la ciudad.
El uso de bicicletas aportadas por el programa a los ciudadanos en 200 estaciones automáticas es 100% gratuito y las estaciones se mantienen en funcionamiento las 24 horas, todos los días del año, incluyendo sábados, domingos y feriados.
El de Buenos Aires es sólo un ejemplo cercano de la relevancia que el tema está adquiriendo ya que, según datos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), en la capital argentina así como en Bogotá y Santiago de Chile los viajes en bicicleta ya superaron, o están por alcanzar, la barrera del 5% de participación en la distribución de viajes, algo impensable tan sólo una década atrás.
Aunque no hay estudios profundos del tema a nivel local, las bicicletas son un medio de transporte bastante utilizado en Paysandú, especialmente por parte de estudiantes, a los que se suma un contingente que parece ir en aumento que la utilizan con la finalidad de ejercitarse y también transitan por las calles de la ciudad.
Trasladarse en bicicleta tiene una serie de beneficios asociados, como lo demostró un estudio realizado en Montevideo que concluyó reafirmando su eficacia como medio de transporte al compararlo en un trayecto de 7 kilómetros con motocicletas, automóviles y ómnibus. La conclusión es que la bicicleta ahorra tiempo, dinero y, por supuesto, tiene la ventaja de ser un medio de transporte que no contamina.
Con excepción de la que se inaugura hoy en ruta 90, nuestra ciudad carece de bicisendas o ciclovías como sí las hay en otras ciudades del Uruguay ni cuenta con infraestructura adecuada para su estacionamiento en lugares claves como el centro o el entorno de los liceos o la Universidad.
Disponer ciclovías permite realizar una contribución importante a la mejora de la salud y calidad de vida, pero también la posibilidad de un desplazamiento más seguro a través de las ciudades, como lo han demostrado las experiencias de ciudades de la región como Rosario, Buenos Aires o Montevideo. En este sentido, la construcción de infraestructura para el ciclista representa una oportunidad de mejoramiento del espacio público y debe ir acompañada de medidas tendientes a la conducción responsable de vehículos motorizados, lo que implica necesariamente la adopción de velocidades compatibles con la convivencia segura con peatones y ciclistas.
La implementación de redes de ciclovías es crucial en aquellas ciudades donde las bicicletas están masificándose como medio de transporte. Eso no ocurre todavía en Paysandú pero al circular por las calles se observan bicicletas en forma permanente y no siempre tienen las condiciones más favorables para circular. Por otra parte, pequeñas experiencias realizadas como el préstamo de bicicletas en la zona de la playa durante el verano plantean la inquietud relativa a la necesidad o no de contar con ciclovías en el paisaje urbano sanducero. Y si la necesidad existe ahora o en un futuro próximo, seguramente deberá ser incorporada por los urbanistas y autoridades o se impondrá por la vía de los hechos –como ocurrió con la ciclovía de ruta 90–, definiéndolas como prioridad en el diseño del espacio público urbano.