Le quitan la posibilidad de mejorar

La repetición de grado en la educación siempre ha sido tomada como una posibilidad de mejora para los jóvenes liceales, de reinserción, de una chance más para avanzar pese a las dificultades, las que sean. Pero nuestras autoridades educativas de Secundaria, algunas, parecen empeñadas en que los chicos pasen de largo cuando la realidad indica que es mejor que, si lo precisan, vuelvan a cursar el mismo año. Todo; entero. A veces hasta se puede sospechar que estas medidas son por gusto, porque de verdad no les interesa que los estudiantes aprendan con profundidad.
El Consejo de Educación Secundaria (CES) implementará a partir de este año un plan por el cual los estudiantes de Ciclo Básico que al finalizar el período de febrero deban más de tres asignaturas no repetirán todo el año –como era hasta ahora–, sino que se les mantendrá el fallo en suspenso y se les dará la posibilidad de cursar las materias que todavía no aprobaron durante el año académico que se inicia, informó el diario El Observador.
La decisión generó malestar en el sindicato de profesores que considera que se está “emparchando” y que en los liceos no hay docentes suficientes para dar esas clases. La filial de Montevideo (ADES) ya aprobó una moción contraria a esa norma, añadió el medio capitalino.
La nueva directiva establece que esos estudiantes se integren a los grupos donde ya se dicta la asignatura reprobada. No obstante, aclara que si la cantidad de alumnos que deben recursar la materia llegaran a 15 o más, se creará un nuevo grupo (grupo-asignatura) para ellos. El consejero del CES, Javier Landoni, señaló que la disposición otorga autonomía a los liceos para que lo apliquen según sus posibilidades y necesidades.
La repetición de cursos ha estado por mucho tiempo dentro de comentarios encontrados, muchas veces refiriéndose a los niños, a los alumnos de educación primaria, y no tanto a los liceales. La realidad es distinta entre los dos universos.
Lo que se propone ahora, en la práctica, significa que un liceal dejará de repetir por el solo hecho de tener seis o más asignaturas bajas, y que sea “el colectivo docente el que evalúe y piense cómo hay que acompañar a ese alumno particular”, señaló Antonio Romano, director de Planeamiento del Codicen, a El País en diciembre pasado. La disposición (circular 3384/17) había sido aprobada por el CES en noviembre del año pasado.
Uno de los argumentos más comunes contra la repetición es que “si el alumno fracasó y luego se hace más de lo mismo, nada cambia”, aseguró también a El País en aquel momento, la académica Adriana Aristimuño, de la plataforma Eduy21. “Que un alumno repita porque sí, y que no se haga nada para que realmente aprenda, redunda en más gasto, en más chances de que abandone y en que el adolescente se frustre porque deja de estar con su grupo de edad”, analizó con claridad.
Incluso, un estudio realizado en Estados Unidos comprobó que a los estudiantes de sexto de escuela que se los amenaza con repetir y no entrar al liceo sienten que están ante “uno de los eventos más estresantes que pudieran acaecer en sus vidas”.
“La mayoría de los países que han quitado la repetición, la han sustituido por formas de evaluación sólidas y por respuestas a los alumnos que no logran los aprendizajes esperados. Tal como están las cosas, si no hay repetición, ¿cómo se van a garantizar la evaluación de aprendizajes en Uruguay?”, se preguntó Aristimuño en la misma nota.
No todos los involucrados con los poderes de decisión en la educación uruguaya piensan igual. Por suerte. La sensatez también aparece por esas latitudes. “Hay algunos colectivos docentes, no todos, que quieren mantener el status quo, que todo siga igual… pero las cifras indican que no podemos seguir haciendo más de lo mismo. Esta crítica también vale para el Consejo de Educación Secundaria”, aseveró Robert Silva, consejero de Secundaria.
Ese informe de El País revela algunos datos que hacen más evidente la situación que se viven entre nuestros estudiantes, y que explican el estado actual de la educación y de los resultados académicos. Uno de cada tres alumnos repitió en 2011 el ciclo básico de Secundaria y desde entonces en 2016 hubo una “mejora moderada” de siete puntos. “Pero seguimos en niveles similares a países africanos”, criticó Aristimuño. En la UTU los números eran peores y llegaban a cuatro de cada diez no promovidos al año.
Como resultado de esta herramienta, “cuatro de cada diez estudiantes llega a los 15 años con dos o tres años de rezago”, detalló el sociólogo Santiago Cardozo en base a las pruebas PISA, esas a las que nos estamos acostumbrando a tener magros resultados. Lo peor: cuando estos alumnos llegan a los 20 o 21 años de edad, la brecha es de “nueve años de escolarización”.
Queda claro. La repetición porque sí hace daño y trauma. Pero la repetición con acompañamiento fortalece al alumno y al sistema. El tema es que no se sabe a ciencia cierta si ese es de verdad el deseo de las autoridades.