La raya de río nada por el Uruguay, es un pez con mucha carne pero también peligroso

Aunque se la ve muy poco, ya que es huidiza, la raya es un pez presente en el río Uruguay, como en la mayor parte de los cauces de agua dulce de Sudamérica. Aunque en Paysandú no hay recuerdos -al menos en las varias fuentes consultadas- de personas que hayan resultado heridas recientemente por la fuerte cola de este pez, su presencia en el río, particularmente en las zonas arenosas o barrosas, es real. En esta zona del continente hay 32 especies de raya, de las cuales al menos tres nadan en nuestras aguas. Hubo un avistamiento reciente en el río Uruguay, en la zona del Saladero Guaviyú.
Las rayas de agua dulce son peces únicos en los ríos, ya que son de los pocos que pueden lastimar a las personas -en realidad no atacan, sino que se defienden-, tienen primos que son de agua salada y también son parientes de los tiburones. En nuestras aguas, son los únicos que no tienen huesos ni espinas, ya que su “esqueleto” es cartilaginoso.
SALIERON 80 KILOS
DE MILANESAS
Su tamaño también puede llegar a ser impresionante, de hasta un metro y medio de ancho y puede alcanzar más de 200 kilos de peso. La última raya grande de la que se supo fue pescada en Fray Bentos en febrero de 2015, con 114 kilos, y se hicieron 80 kilos de milanesas con su muy apreciada carne. Sin embargo, no se sabe que se haya desarrollado su cría comercial, aunque quien prueba su carne queda muy satisfecho del sabor y la textura.
La raya de río (Potamotrygon) es un género de peces Neotropicales de agua dulce de la familia Potamotrygonidae (orden Myliobatiformes). Viven en todos los países de Sudamérica, menos en Chile. Son nativas del norte, centro, y este de América del Sur, viviendo en ríos que drenan hacia el mar Caribe, y hacia el océano Atlántico, llegando por el sur hasta el Río de la Plata en Argentina y Uruguay. En general cada especie es nativa de cuencas fluviales individuales. La mayor diversidad de especies de rayas de río se encuentra en la cuenca amazónica, aunque se ha constatado una fuerte presencia de este pez en el río Paraná.
UN PEZ “REDONDO”
Tiene el cuerpo redondeado, de forma prácticamente circular. La cola de la raya de río es corta, fuerte y robusta, con pliegues dorsales y ventrales. En el lomo tiene pequeñas manchas anaranjadas que alternan con manchas blancas y negras más grandes. La coloración puede variar dependiendo del color del fondo y el tipo de hábitat. Es ovípara. Se reproduce durante todo el año, aunque quizás con un máximo de nacimientos durante la estación de lluvias. Vive en áreas inundables periféricas, bancos de arena y lagunas. Es de régimen carnívoro y se alimenta principalmente de crustáceos y también de insectos acuáticos y peces.
Aunque no es un pez que se pesque habitualmente con línea, sí suele capturarse por los pescadores artesanales que utilizan redes. No obstante, como en general las que aparecen son de tamaño chico, los pescadores suelen cortarle la cola con el aguijón (que puede ser peligroso), y la devuelven al río.
CUIDADO CON EL AGUIJÓN
Aunque se la puede catalogar de no agresiva, la raya utiliza su cola como un látigo, con el aguijón en la punta, para defenderse de otros animales. Hay casos de personas que resultaron heridas por el aguijón luego de pisar uno de estos peces, que suelen camuflarse en la arena o el barro.
En general, los ataques defensivos a personas se producen cuando la gente ingresa al río, ya que la raya habita aguas poco profundas de fondo barroso o arenoso, y al estar semi enterradas u ocultas en la turbiedad del agua, el bañista la pisa y la raya responde inmediatamente clavando su púa en la parte baja de la pierna.
Lo que popularmente se conoce como la “chuza” tiene, además de filo, algo similar a una punta de flecha aserrada que al salir de la carne, la desgarra. Eso, sumado a un tóxico -no mortal- que segrega la púa, genera intensos dolores cuando se es herido, y puede determinar hinchazón y hasta una infección, de no tratarse rápidamente.
CONSEJOS EN CASO DE…
La publicación coloniaya.com da cuenta de un caso registrado los primeros días de enero, cuando un joven de 29 años resultó lastimado en sus dos piernas tras pisar una raya.
De ahí extraemos los cuidados que deben tenerse ante un caso de estos, donde recomiendan examinar la herida y retirar la púa si ésta aún sigue adentro; lavar con abundante agua limpia y de ser posible fría, porque ayuda a eliminar buena parte del veneno; aplicar calor sobre la herida sin llegar a quemar la piel y por al menos veinte minutos, ya que el tipo de veneno de estos animales se degrada con la acción del calor y finalmente trasladar al herido a un centro asistencial para recibir la atención adecuada.
Hay casos en que las heridas del aguijón pueden ser mortales, cuando son cercanas al corazón -por el veneno- o si afectan arterias, también generando hemorragias.