La Blanca se sumergió en un mar nervios y lo pagó

Está claro que la apuesta era al triunfo. Ganar en casa, disfrutar una victoria clásica y, de yapa, subirse a lo más alto de la tabla de posiciones y en soledad.
Pero no todo salió como se esperaba: Paysandú empató en casa 2 a 2 frente a Salto, y ahora ambos lideran la Serie B del Regional Norte Litoral de la Copa Nacional de Selecciones.
El balance de toda la situación no es dramático ni mucho menos. La Blanca sigue invicta tras dos partidos, no cedió los tres puntos ante el rival de todas las horas, y sigue firme en el primer objetivo trazado, que no es otro que clasificar a la siguiente instancia.
Pero tampoco todo es color de rosas. Paysandú tuvo todo para marcar la diferencia, pero terminó cediendo dos puntos luego de haberse sumergido en un mar de nervios generalizado, que lo llevó a cometer todo tipo de errores a partir del primer empate de la visita.
El equipo de Jorge Moncecchi comenzó siendo protagonista, y dominó durante los primeros 15 minutos del partido. Movió el balón, apostó a algún pase largo con buen destino, pero sobre todo buscó espacios para intentar conmover a una defensa salteña que tuvo serios inconvenientes a lo largo de todo el compromiso.
Pero Salto respondió con una salida rápida que terminó con Acosta luciéndose en el arco del dueño de casa. Ya no se le hacía cómodo el partido a Paysandú, que a esa altura comenzaba a sufrir el no tener el balón, así como el no darle buen destino cuando lo recuperaba.
Moncecchi intentó un cambio posicional: cambió de banda a Rossi y Andreoli. Y le salió bien si se tiene en cuenta que una buena habilitación del primero dejó solo a Andreoli en el área para definir de gran manera ante el golero. Pero duró poco la alegría, porque Salto comenzó a encontrar mal parado al local, partido en la cancha. Así llegó el empate, que provocó mucho más que la igualdad transitoria: sumergió a Paysandú en ese mar de nerviosismo que pasó factura en todo aspecto.
La Blanca cedió terreno, definitivamente se partió en la cancha sin encontrar el rumbo ante un rival que intentó dominar el trámite, y que la encontró mal parada en varias ocasiones.
Faltaba que Agüero tuviera compañía, y que luego se le diera buen destino a la pelota, porque al igual que pasó en una cancha mala como la de Liga Agraria en la fecha anterior, tampoco Paysandú pudo, ahora en buen terreno, marcar la diferencia con la pelota en los pies.
Hasta que llegó un penal infantil cometido por los salteños, y el gol de Schneider. Pero también duró poco: una falta inexistente a favor de la visita derivó la pelota al área local, segundo palo, dos cabezazos y el empate.
Y estaba bien porque fue un clásico chato, sin muchas emociones. Salto hizo negocio gracias a los nervios incontrolables de la Blanca.