Gotas de agua contra el incendio

A partir de la asamblea de productores agropecuarios en Durazno, las evaluaciones del evento han sido para todos los gustos, según de donde provengan los intereses y la mirada ideológica particular o sectorial. Desde considerar el resultado numérico de la convocatoria, la esencia del reclamo, las reivindicaciones en sí. Y a partir de estos elementos que se van decantando varias de las opiniones y análisis.
Pero claro, muchas son según cómo le va a cada uno en la feria y cómo salpican, más allá de la pertinencia del planteo. Es en este contexto que suele perderse la objetividad y el análisis desapasionado en un escenario complejo, heterogéneo, porque el agro y los sectores interdependientes comprenden un conjunto de actividades que tienen comportamientos distintos en esta coyuntura, de la misma forma que otros sectores de la economía del país.
Sin embargo, lograr en la canícula e indolencia general de enero mover diez, quince, veinte mil personas hacia el centro del país desde centenares de kilómetros, en un colectivo tan disperso territorialmente como son los productores, que abandonaron sus tareas durante toda una jornada para hacerse presentes en la convocatoria, por sus propios medios y a su costo, es realmente un gran éxito en sí. Sobre todo, pone de relieve que la convocatoria encontró campo fértil en la respuesta debido a los graves problemas que atraviesa el agro. Ello solo no lo ve quien no lo quiere ver o dice que no lo ve, para seguir soslayando una realidad que más temprano que tarde va a terminar estallando en la cara de los que dicen que se trata solo de un movimiento de “oligarcas” que quieren ganar más y acumular más riquezas a costilla de los demás.
Por estas horas, la consecuencia palpable es que el Poder Ejecutivo decidió ponerse esta vez más o menos a cubierto de sorpresas como esta movida que tomó a los gobernantes en vacaciones que no quisieron interrumpir para ocuparse de los problemas de sectores que son el motor de la economía nacional, y es así que el presidente Tabaré Vázquez invitó a las gremiales del sector con las que ya estuvo el 15 de enero y a la Federación Rural, a reunirse con él en la residencia de Suárez el próximo lunes.
El punto es que el mandatario seguía en su tesitura de no hacer lugar en la mesa para los “autoconvocados” que generaron la movida multitudinaria, y ello ha dado lugar a cabildeos en la dirigencia de las entidades rurales, porque precisamente los “autoconvocados” son el leit motiv de la existencia de las gremiales. Es que al menos dos entidades clave quieren que se les de participación a los denominados “autoconvocados” que no habían sido invitados por el gobierno.
Así, Alfredo Lago, presidente de la Asociación de Cultivadores de Arroz (ACA), dijo a El País que los “autoconvocados” son “merecedores” de que se los tenga en cuenta, más allá de que su gremial entiende que se debe ir a un diálogo con el gobierno. Si en la proclama de Durazno fueron tomados en cuenta los puntos de vista de las gremiales, corresponde que los “autoconvocados” acompañen a las organizaciones para que el diálogo con el Poder Ejecutivo “sea más fructífero y provechoso”, opinó.
El productor consideró que si bien a la gremial debe importarle la opinión de la sociedad sobre su posicionamiento, más le debe preocupar representar bien a los productores. “Valoramos la puerta que se abre, pero diálogo y conversaciones tuvimos todo el año pasado y no hubo acciones” del gobierno, dijo Lago. Su gremial había quedado muy molesta con Vázquez cuando este pidió a los arroceros más productividad, obviando el hecho de que el sector ya logra muy altos rendimientos por hectárea.
En el caso de la Federación Rural, los presidentes de las organizaciones federadas que conforman la federación discutieron en su grupo de Whatsapp qué era lo más conveniente, porque querían asegurarse de tomar la mejor decisión y hacerlo de la manera más democrática, dijo a El País el vicepresidente de la gremial, Miguel Sanguinetti, quien coordinó las charlas, ya que el presidente Jorge Riani está fuera del país.
Después de una larga discusión, las federadas decidieron ir a Suárez. De todas formas, quieren que se tome en cuenta a los “autoconvocados”. “Queremos estar en línea con los autoconvocados porque creemos que tiene una representación muy grande y eso quedó demostrado en Durazno. Queremos trabajar en conjunto con ellos. La Federación ha trabajado muy democráticamente, escuchando a todo el mundo, y tenemos que seguir con eso, ser coherentes con lo que hicimos anteriormente”, señaló Sanguinetti.
En cuanto a los “autoconvocados”, plantean que una delegación vaya este viernes a presentar un pedido formal de audiencia con el mandatario a la Torre Ejecutiva, según dijo Marcelo Nougué, uno de sus voceros.
Pero más allá de la representatividad en sí, el punto es que se abra una instancia de diálogo que hasta ahora había sido negada por el gobierno y sobre todo había sido “ninguneada” por la actitud soberbia de Vázquez, quien había expresado que luego de su retorno de las vacaciones vería de considerar, posiblemente para febrero, una audiencia con las gremiales del agro. Además, hasta ahora ninguna de las gremiales tiene indicios de que el gobierno vaya a tomar alguna medida más o menos inmediata que pueda significar un alivio para la situación del sector agropecuario.
Pero el fondo del asunto, el común denominador de los reclamos, de las causas de la reivindicación –y para las que el gobierno no ha tenido voluntad política, con muy estrecho margen de maniobra por sus errores y ceguera ideológica– es el costo país, el peso gravoso del Estado sobre el trabajo nacional, al que ahoga a lo largo de toda la cadena, desde los sectores primarios hasta los que aportan valor agregado, desde el miniempresario a las grandes empresas y a todo aquel que acometa un emprendimiento de riesgo.
La energía eléctrica, los combustibles, las cargas fiscales, las cargas sociales, la infraestructura insuficiente, la burocracia, el gasto público desmesurado que ha crecido mucho más que los ingresos pese al aumento de impuestos y tarifas, es el común denominador y causa fundamental de los problemas del agro, de las empresas de todos los sectores y mucho más aún de las que agregan trabajo nacional, porque además por cada salario de trabajador se paga otro tanto para financiar el Estado.
Y si desde el gobierno se sigue insistiendo en los “parches”, con supuestas respuestas a medida caso por caso, sin encarar la globalidad del problema, de bajar el gasto para dejar crecer la economía y alentar la inversión para la generación de fuentes de trabajo, nos encontraremos solo ante maniobras de distracción respecto a lo importante, que involucra la propia viabilidad del país. Es decir pura espuma, para seguir arrojando gotas de agua al incendio que nos pisa los talones.