Osepi preocupado ante la situación financiera y laboral de empresa PILI

El sindicato de trabajadores de PILI manifestó su preocupación ante la posibilidad del envío al seguro de paro por la baja producción de la empresa y las dificultades en la inserción a nuevos mercados. El presidente de la Organización Sindical de Empleados de PILI (Osepi) Marcel Petrib, recordó que comenzaron “el 2 de enero de 2014 con las negociaciones por la reestructura en la empresa, que llegaron a buen fin. Con el despido incentivado de 25 trabajadores disminuyó la plantilla laboral a 130 operarios y comenzó la tarea en la nueva planta”.
La remisión actual asciende a 130.000 litros de leche y “si trabajara con 250.000 litros como ya ocurrió, faltaría personal, sin embargo, no se cuenta con trabajadores ni siquiera para la limpieza”, sostuvo Petrib. Esas tareas se cumplen mientras se detiene la actividad una o dos veces por semana ante la escasez de la materia prima. La planta actual cuenta con una capacidad de procesamiento de 440.000 litros, pero “nunca llegamos a trabajar con esa cantidad”, agregó el dirigente Eladio Aguilera.
En la situación en que se encuentra la industria local “es muy difícil la captación de remitentes, inclusive en los últimos años se han ido productores que históricamente remitían a PILI y hay amenazas de que se retiren productores medianos y chicos”. Consultado sobre las razones de la corrida de remitentes hacia otras empresas, el dirigente precisó que el alto endeudamiento provoca que se atrasen los pagos. “Así como nos afecta a los trabajadores que nos paguen atrasado porque tenemos obligaciones que cumplir, también ocurre con los productores”.
En la actualidad la empresa conserva dos tambos, de un total de cinco que sostiene “a pastoreo y ración ante la falta de liquidez para la inversión”. La problemática de la empresa sanducera comenzó con la caída del mercado venezolano y tras efectuar una importante inversión “con la última tecnología neozelandesa, se hizo una puesta a punta en tiempo récord, si se compara con otras empresas del rubro”. En aquella oportunidad, la industria “tenía 4 millones de kilos de queso prontos para entregar a Venezuela y de ese total, salieron 1.600.000 kilos que se pudo vender y cobrar. El resto de la producción se tuvo que repasar nuevamente, con pérdida de bolsas, del valor hora y cajas, con destino al mercado brasileño a un costo que fue prácticamente a pérdida”, dijo Aguilera.
A Venezuela se vendió el producto a U$S 5,50 el kilo de queso y en Brasil, se coloca a U$S 3. “La innovación tecnológica se sustentaba con la venta a ese país”, recalcó. Las inspecciones ministeriales a la planta han arrojado resultados positivos, que permitieron la apertura a nuevos mercados como el chileno o mexicano, inclusive se vende a Singapur y Cuba, pero con menores ingresos de divisas.
“Estos nuevos mercados no se conseguían con la producción de la planta anterior porque estaba obsoleta y obviamente que se lograron, a raíz de las trabas impuestas por el gobierno de Temer en Brasil, bajo el argumento de la existencia de una triangulación”, añadió Aguilera.
COMPETENCIA DIFÍCIL
En los nuevos mercados, la competitividad se dificulta ante la presencia de quesos provenientes de Europa o Nueva Zelanda, cuyos gobiernos subsidian sus productos y llegan a la región a menores valores.
“Por ejemplo, se vende a Chile a U$S 2,90 y se paga U$S 0,30 el litro de leche, cuando se necesitan diez litros para hacer un kilo de queso. Viene queso de Alemania a 2,50 o 2,80 e ingresa a tasas cero, porque también tienen tratados de libre comercio con Chile y resulta imposible competir con esos precios. Es así que la empresa prefiere vender a bajo precio para pagar salarios y productores, que habilitar la venta a mercados más rentables pero que abonan a 60 o 90 días”, consignó el dirigente Luis Gil.
El directivo Marcelo Roldán recordó que en las audiencias efectuadas en el Ministerio de Trabajo, “nos muestran, a nivel del Inale, los precios que se manejan en otros mercados más estables. De acuerdo al endeudamiento de la empresa, además de los costos que debe asumir, los números no dan y eso se ve en la realidad”.
EL ENDEUDAMIENTO
La construcción de la planta se realizó en base a préstamos de la banca privada y del BROU. “Con el proyecto presentado se obtuvieron unos U$S 30 millones del BROU, que no alcanzó para finalizar la obra, y debieron solicitar préstamos a bancos privados para comenzar a trabajar”, relató Aguilera.
En la nueva edificación “hay sectores que no están terminados y falta maquinaria, es decir que la plata no dio para finalizar el proyecto tal cual fue presentado, sino que alcanzó para empezar a trabajar”, a comienzos de este año.
Durante el año, y tras negociaciones con el sindicato, evitaron el envío a seguro de desempleo de algunos sectores de la fábrica, ante un excedente de leche en la empresa Alimentos Fray Bentos, que se remitió para procesar en la industria sanducera. “Paralelamente se acordaron capacitaciones en varios puestos, como personal de vigilancia que ya no es tercerizado y los cursos de calderistas a través del Inefop”. Asimismo, negociaron las licencias en cuotas y el cobro del aguinaldo un mes después, además de los cambios en el cronograma de pagos de las quincenas o adelantos de sueldos.
“El aguinaldo correspondiente a diciembre lo cobraremos en cuatro cuotas porque optamos por acompañar a la empresa para ver si podemos levantar cabeza. Existen posibilidades del envío al seguro a partir de enero y hay anuncios de cierre por parte del director de la empresa, porque se viene la feria judicial mayor y los bancos esperan para cobrar”, agregó.
Las situación involucra a 130 trabajadores de PILI, que sumado a las empresas conexas, la cifra se eleva a un total de 500. Hoy jueves se efectuará una asamblea en la planta con la presencia de dirigente de la Federación Láctea, quienes se sumarán a un plenario extraordinario a realizarse el 4 de enero y se convocará al intendente Guillermo Caraballo.