Marcelo Pereira: “No queremos ser catastróficos, pero se deben adoptar ya medidas de manejo en los campos”

“No queremos decir que la situación vendrá mal, porque es un tema de probabilidades, más allá de los anuncios de que viene un año Niña. Aunque tampoco queremos ser catastróficos, se deben tomar medidas de manejo en los establecimientos”, señaló a EL TELEGRAFO el ingeniero agrónomo Marcelo Pereira Machín sobre las dificultades que comienzan a visualizar los productores ante la falta de precipitaciones hace varias semanas.
En la primavera y el verano, “se juega el 60% de la producción de pasto del año y es necesario que sobre pasto y se traslade el pasto para las otras estaciones”, sostiene el presidente de la Mesa de Campo Natural y técnico del Instituto Plan Agropecuario. “Ya existen campos con muy baja disponibilidad de forraje y eso es muy llamativo”, dijo.
De acuerdo con datos recabados por EL TELEGRAFO de las lluvias verificadas en la Estación de Meteorología de Paysandú, hasta agosto, el acumulado de agua del año era de 1.188 (1.200 es el promedio nacional). De mayo a setiembre (incluido), llovió en la zona 725 mm, cuando lo normal para esos meses de otoño e invierno es de 382 milímetros. Pero solo entre agosto y setiembre el registro fue de casi 500 mm. Así, en la transición entre el invierno y la primavera, el acumulado de lluvias fue superior al promedio de cinco meses.
Pero el agua que cayó entre octubre y noviembre fue inferior al promedio de esos meses. Mientras en octubre llovió 111 mm (el promedio es de 122), el mes pasado el agua fue de 65 mm (el promedio es 118). En tanto, las perspectivas para diciembre no son muy halagüeñas.
Desde comienzos del año hasta mediados de 2017, “las tasas de crecimiento de pasto estuvieron muy por encima de lo normal, sobre todo con grandes tasas y bastante por encima en enero. Después se mantuvo casi siempre por encima del promedio de los últimos 17 años hasta la mitad de este”, explicó el profesional sanducero.
Sostuvo que “luego se normaliza y del arranque de la primavera hasta octubre, que es hasta donde tenemos los datos. La primavera viene normal, con un inicio mejor, que también está por encima de los promedios de los últimos 17 años en la zona de Sierras del Este, mientras que en el Basalto y el resto del país, la primavera arrancó normal, siempre hablando en términos promedios”.
Recordó que, en estos días, tuvo la oportunidad de recorrer prácticamente el país, por todo la ruta 26, desde Paysandú a Melo. De ahí a Durazno por la ruta 6, luego al sur y posteriormente cruzando el río Negro; esto le permitió hacer una recomposición del lugar.
Pereira Machín viajó en esa oportunidad “despacito” y parando en varias partes, incluso recolectando muestras de pasto. “En un viaje que de Paysandú a Melo llevaría cinco horas, lo hice en nueve horas”, comentó. “Me asombró que entre el 40 y 50 por ciento de los campos tenía disponibilidad de pasto de menos de cinco centímetros, es decir, campos pelados”, reafirmó.
“Llama la atención que a pesar de las buenas tasas de crecimiento durante la primera mitad del año y que el invierno fue extremadamente benévolo, se ven muchos campos –aproximadamente un 50%– con muy baja disponibilidad de forraje”, aunque aclaró que “hubo un buen arranque de la primavera, en términos generales, más allá de la heterogeneidad”.
En zonas del departamento de Cerro Largo, “hace un mes no llueve, pero igual las tasas de crecimiento han sido normales y cerca de la mitad de los predios que se ven en la ruta están con muy baja disponibilidad de pasto”.
Entiende que los campos en el país “están con una alta carga ganadera, que oscila en 0,80 Unidades Ganaderas (UG) por hectárea. Ahora se están viniendo las pariciones y la carga aumenta”. Esto llama “poderosamente” la atención y se refleja en los productores que, ante la falta por algunos días de lluvias, “comienzan a ponerse nerviosos”.
Si en estos momentos se viene una crisis forrajera originada por la falta de agua, “a Uruguay, a pesar de que los productores dominan las técnicas de suplementación, impactará directamente en los costos de las empresas y tendrá un efecto muy negativo”.
En el caso de los predios que son seguidos en la investigación de los técnicos del Plan Agropecuario y tienen la carga ajustada en varias partes del país, “tienen disponibilidad de pasto por encima de los cinco centímetros y no hay escasez de pasto. Pero están caminando por la cornisa y mirando para arriba con frecuencia, a la espera de que llueva”.
ESTUDIAR SITUACIÓN
Marcelo Pereira es claro y conciso al sostener que “la gente tiene que empezar a estudiar el tema”. Una de las posibilidades será “sacar las categorías de refugo o menos productivas, empezando a priorizar cuáles son las más importantes. Pero es necesario que la gente comience a pensar en esto y no lo agarre de sorpresa”, puntualizó.
Entiende que “si llueve, será bárbaro y hay que esperar lo mejor y prepararse para lo peor”.
En el basalto, donde el 60% de los suelos son duros, “estas cosas toman por sorpresa, porque en el basalto superficial, que todavía está verde, falta de 10 a 15 días el agua y como se produce un material que es muy acuoso, se seca, se quiebra y se vuela. En 15 a 20 días, uno se desayuna que el 70 u 80 por ciento del campo no tiene pasto”, subrayó.