Desde el Instituto Clemente Estable investiga por qué se mueren las colmenas en Uruguay

Dra. Dra. Karina Antúnez. (Foto: Daniel Hardy Coll)

(Por Daniel Hardy Coll).- Plagas y patógenos, desnutrición, problemas con la reina e intoxicación con pesticidas, son las causas de la alta mortandad de abejas y colmenas en el territorio uruguayo. Así lo confirmó a EL TELEGRAFO, la doctora en Ciencias Biológicas, Karina Antúnez, citando las últimas encuestas realizadas a los apicultores del país desde el año 2013 en adelante.

En la encuesta 2013/2014 la mortandad que se verificó fue del 30%, en el período 2015/2016 se situó en el 20% mientras que la información de 2016/2017 está recolectándose, por lo que “voy a aprovechar esta entrevista del diario para solicitar a los apicultores contestar lo antes posible, la misma, que puede bajarse del siguiente link: https://goo.gl/P82HhV”. La mortandad aceptable fluctúa entre un 5 y 10%.

La Dra. Karina Antúnez, es egresada de la facultad de Ciencias de la Universidad de la República, ha ganado dos premios, tiene 37 años, está casada y es madre de dos hijos. Ha participado en congresos mundiales y disertado en varios foros internacionales en Grecia, España y Chile, entre otros. Fue una de las impulsoras y fundadoras de la Sociedad Latinoamericana de Investigación en Abejas (Solatina) hace un año y es su presidenta, en tanto adelantó a EL TELEGRAFO que por primera vez se está ejecutando en todo el continente una encuesta para saber el estado de situación de las colmenas, que esperan poder divulgar a partir de marzo o abril del próximo año.

Antúnez, que es profesora adjunta en investigaciones grado 3 del departamento de Microbiología del Instituto de Investigaciones Biológicas Clemente Estable, y es nivel 2 del Sistema Nacional de Investigaciones, cobró notoriedad hace algunos días al recibir el premio L’Oréal Unesco por las Mujeres en la Ciencia en Uruguay.

Precisamente el tema de su postulación fue: “Avances en la investigación de la población de colmenas de abejas melíferas en Uruguay: una mirada a los pesticidas”.

Al respecto explicó que el premio tiene tres objetivos, no es ganarlo y ponerlo en la repisa de los trofeos solamente. La primera meta es continuar con el monitoreo de la pérdida de colmenas, el segundo ítem es evaluar la mejor forma de combatir la desnutrición observada y denunciada por los apicultores y el tercer gran objetivo es investigar cómo afectan los pesticidas la salud de las colmenas.

En cuanto al tercer ítem, expresó que: “En breve estaremos comenzando la investigación de cómo afectan los pesticidas la salud de las colmenas, con ensayos que esencialmente haremos en nuestros laboratorios. Los cuatro pesticidas a estudiar serán el glifosato, el clorpirifós, el imidacloprid y el sulfoxaflor. Tenemos hasta febrero de 2020 para entregar los informes con los resultados obtenidos. En principio se evaluarán estos cuatro. Sobre el sulfoxaflor sé que fue aprobado hace muy poco por el MGAP y no hay ninguna información de cómo afecta a las abejas”. Consultada sobre el posible impacto de los diferentes fungicidas, herbicidas, insecticidas, coadyuvantes, fertilizantes foliantes y reguladores de crecimiento que se utilizan hoy en el territorio uruguayo, expresó que: “Yo, en base a toda la bibliografía científica universal existente, digo que los pesticidas sí, tienen efecto acumulativo, pero no son los únicos causantes en la debilitación y mortandad de las abejas, todos los factores se suman”, aunque aclaró que el trabajo “se realizará en conjunto, entre quienes participarán está Leonidas Carrasco, que es un especialista en ecotoxicología del INIA y representantes del Dilave del MGAP”.

Evaluó como preocupante “las cantidades que se importan y la evolución que se observa” en relación a los agroquímicos, por lo que “es importante investigar”, pero relativizó el hecho que “aún no tenemos nosotros evidencia científica, que es la que empezaremos a buscar con esta investigación que debería concluir para febrero de 2020”.

Respecto a una partida de miel que habría sido rechazada por Alemania por haberse encontrado trazas de glifosato, dijo que si bien “sé que se detectó glifosato en la miel, no sé si Alemania regresó ese embarque por este tema o por una estrategia económica para bajar los precios de la tonelada. Cuando tengamos evidencia científica hablaremos. Doy fe que el INIA lo está investigando; no formamos parte de esa investigación, pero sé que hallaron cantidades pequeñas”.

Sin embargo dijo que en las encuestas los apicultores no son específicos en cuanto a denunciar pesticidas, “sólo responden en general observar intoxicaciones. Salvo en el caso de Salto, ocurrido tiempo atrás, se supo el producto que mató a miles de abejas de los naranjos”.

“Pero hay otros polinizadores, como las abejas nativas, que también están sufriendo mortandad por una diversidad de factores, pero de ellas no se habla, no se investiga, como se hace con las melíferas”, dijo. Aseguró que también “hay lugares en el mapa uruguayo, que aún no podemos identificar, donde hay mortandad y sabemos no se usan pesticidas. El hambre que les produce desnutrición, las sequías, los patógenos, todos se juntan para provocar estas mortandades”.

Respecto a la encuesta, explicó que de 3.200 apicultores registrados “al día de hoy, vamos en 60” respuestas, “porque los estamos llamando uno por uno, además de hacerlo por WhatsApp, Facebook y otros medios, desde diferentes reparticiones, como las facultades de Veterinaria, Agronomía, Ciencias, Química, desde el INIA, la SAU, la Comisión Honoraria y la Asociación de Exportadores de Miel entre otras entidades e instituciones que nos están ayudando”. Respecto a la baja participación de los apicultores en la medición dijo que “a nivel mundial se trabaja con un 5% del total, pero yo aspiro a llegar al 10%, es decir 320 formularios respondidos”.

Sobre los inicios de las investigación, dijo que “entré al laboratorio en el Clemente Estable en el 2001. Empezamos en 2005 al ver la mortandad de colmenas más allá de los porcentajes habituales. Por entonces el INIA se acercó al instituto para ver si podíamos detectar las causas, esencialmente virus, ya que no era sólo un problema local, sino mundial. La mortandad era muy desigual, absolutamente subjetiva, unos perdían diez y otras ochenta colmenas. Entre los años 2005 y 2012 no hubo monitoreo. Fue la Comisión Honoraria de Desarrollo Apícola que realizó una primera aproximación entre los años 2012 y 2013 con un resultado de 22% de pérdida de colmenas. Luego ya fue nuestra responsabilidad continuar las encuestas con los datos ya proporcionados”.

Consultada sobre la incidencia de los monocultivos en el desarrollo de las colmenas, Antúnez explicó que “el polen de las flores de los eucaliptos es muy bueno para la nutrición de las abejas, a los apicultores les sirve colocar las colmenas cerca de los eucaliptos porque finalmente obtienen mejores resultados. Pero… por otro lado se infectan con el patógeno Nosema Apis, un hongo, como el Ceranae, que pueden estar afectando también la mortandad. Como siempre decimos los científicos, son múltiples los factores, nunca uno solo. El polen de la flor del eucalipto no es suficiente y puede estar afectando su fisiología ya que tiene ciertos aminoácidos en muy baja proporción”.

El tema de la mortandad de colmenas es un problema de interés regional, la Sociedad Latinoamericana de Investigación en Abejas se encuentra atenta a este fenómeno. Al respecto la doctora comentó que “el Prof. Leonel Goncálvez de Brasil, creó una aplicación de alerta para denunciar todo, que se llama Bee Alert (alerta abejas). Aquí en nuestro país aún no existe una, pero todos pueden bajar esa aplicación mundial”.

Como estrategia ante la pérdida de colmenas los apicultores locales “lo que hacen es hacer dos colmenas de una, pero ya no son tan grandes. Está bajando el registro de apicultores con pequeñas cantidades de colmenas y creciendo el que tiene más. Hoy no es tan fácil como antes. Hoy aparecieron, surgieron, patógenos que ingresaron al país, que son más virulentos, agresivos y más resistentes. Se acepta mundialmente por el ciclo de la abeja, por la naturaleza propia de la misma, que exista una mortandad que fluctúa entre el 5% y 10%. Las zonas fronterizas son las más afectadas por el ingreso de estos patógenos, ya que las abejas van y vienen”.

Si bien entiende que el agronegocio tiene directa influencia en la apicultura, aclaró que “hay que llegar a un punto intermedio. Hay científicos que desarrollan esos productos pero también hay otros que investigan productos más amigables con el medio ambiente y por supuesto con la apicultura”.