Adiós teorías conspirativas

El uruguayo es muy dado a pensar que los poderosos, o no tanto, nos quieren perjudicar. En el caso del fútbol, nos inclinamos a creer que la FIFA siempre busca la manera de ponernos un palo en la rueda, así sea mediante los arbitrajes o por los rivales de turno en los Mundiales. Porque no somos negocio para nadie y porque no nos quiere nadie, un victimismo que nos lleva a sentenciar que todos tratan de evitarnos a toda costa. Porque, para peor, somos tremendos aguafiestas.
Los sorteos de la conformación de los grupos de cada Copa del Mundo traen aparejado esas teorías conspirativas de que el planeta entero está alienado en nuestra contra, donde el uruguayo está convencido que caerá en la peor serie. El hecho que en el Mundial pasado, el de Brasil 2014, la celeste fuera cabeza de serie no sirvió de mucho, pensamos todos: nos tocó Costa Rica, Inglaterra e Italia. Tres campeones del mundo en un mismo sitio. ¿De qué cabeza de serie me hablan?, reclamamos todos. Obvio, la FIFA tuvo mucho que ver ahí, acotamos.
De cualquier modo, Uruguay pasó ese grupo ganándole, justamente, a los otros dos campeones del mundo. En el Mundial anterior, el de Sudáfrica 2010, también se decían cosas parecidas cuando en el grupo que conformaban los dirigidos por el Maestro Tabárez estaban también el local, Francia y México. Uruguay terminó primero en la serie, invicto y sin goles en contra. En todo caso, los errores arbitrales llegaron en cuartos de final –los celestes igual superaron esa instancia– y en semifinales. Pero tampoco se puede decir que quedamos fuera de la final por los jueces.
Ayer, esas teorías conspirativas quedaron desechadas. En el evento llevado a cabo en Moscú, cerquita del Kremlin, quedó determinado que en el torneo ruso Uruguay se medirá con Egipto, en primera instancia, luego con Arabia Saudita y cerrará el Grupo A con Rusia. Para cualquier entendido, debe ser la serie más fácil de todas. Todos rivales accesibles, hasta el local. Al menos, en los papeles.
Rusia viene a los tumbos. Cambió de entrenador luego de la decepcionante actuación en la Eurocopa 2016 y la alineación del plantel ha cambiado mucho en un año y medio. El clima alrededor del plantel ha mejorado y el equipo dejó una buena impresión en la Copa de las Confederaciones a pesar de no pasar el grupo.
Egipto, que tiene como entrenador al argentino Héctor Cúper, vuelve a un Mundial después del disputado en 1990, en Italia. Mezcla de juventud con experiencia, tiene en Mohamed Salah a su figura, hoy en el Liverpool inglés. Hace poco perdieron la final de la Copa Africana frente a Camerún y se caracterizan por su sistema defensivo compacto y combativo.
En tanto, Arabia Saudita es el equipo con el ranking más bajo de las selecciones que lograron clasificar al Mundial. Clasificado directamente –superó por goles a Australia en la serie asiática– ha sufrido algunos cambios en la dirección técnica. Comenzó el holandés Bert Van Marwijk, quien luego renunció en medio de las eliminatorias. Llegó entonces Edgardo Bauzá, despedido por Argentina en abril, pero una vez con el boleto a Rusia en la mano, también se marchó por la puerta de atrás. En el Mundial, será dirigido por Juan Antonio Pizzi, el DT argentino que llevó a Chile a ganar la Copa América del año pasado pero que no clasificó con la Roja a la Copa del Mundo.
Así que, basta. Que se preocupen los demás, dirá ahora algún hincha. De hecho, ya lo están haciendo. El seleccionador ruso Stanislav Cherchesov se mostró moderadamente satisfecho con el resultado del sorteo. “No puedo decir si estoy contento o no. (Mohamed) Salah, (Edinson) Cavani o (Luis) Suárez son grandes nombres, pero solo el juego puede mostrar la calidad de los equipos. No estoy familiarizado con ninguno de los equipos del grupo”, reconoció el DT.
También habló del sorteo el viceprimer ministro ruso encargado del Deporte, Vitali Mutko: “El grupo es igualado y todo el mundo tiene opciones. Uruguay es un equipo serio del más alto nivel. Egipto es un equipo muy sólido y conocemos poco de Arabia Saudita, pero nos prepararemos”.
“No tenemos un equipo malo, pero debemos acelerar según se acerca el torneo, todo depende de nosotros”, añadió en declaraciones difundidas por la agencia R-Sport.
Si hay alguno que insista con que algo habrá detrás de esta suerte uruguaya, puede que busque alguna conspiración respecto a las ciudades en las que jugará Uruguay. Los celestes jugarán el 15 de junio a las 9 contra Egipto en el Ekaterimburgo Arena, seguirá contra Arabia Saudita el 20 de junio a las 12 del mediodía en el Rostov Arena y cerrará contra Rusia el 25 de junio a las 11 de la mañana en el Samara Arena. Entre una y otra ciudad hay más de mil kilómetros de distancia y, seguramente, el plantel del Maestro sea de los que más viajen en la justa mundialista.
Quizá no se recuerde que en Brasil también se viajó bastante entre Fortaleza, Natal, San Pablo y Rio de Janeiro. Uruguay clasificó en su grupo más allá de esos viajes y el calor del nordeste brasileño. Así que a jugar y, si es ganando, mejor.