Eficiencia no tan eficiente

Un encuentro entre representantes del Ministerio de Economía y UTE avivó la sensibilidad existente en torno a la política tarifaria en el país, donde específicamente el ente energético junto con Ancap se encuentran al tope de las críticas por sus costos.
Esta eterna pulseada entre el astorismo, que cuida la caja “casi” a cualquier costo, y el ingeniero Gonzalo Casaravilla no es nueva ni parece tener fin. Ocurre que la denominada “eficiencia energética”, además de conformar la parte medular de los discursos de la ministra de Industria y Energía, Carolina Cosse, no se aplica en los bolsillos de los consumidores. Mientras los jerarcas de UTE quieren bajar 5%, los enviados de Astori manifestaron la voluntad de la cartera de establecer un incremento del 7%, para ayudar a bajar el déficit fiscal que permanece en 3,6% del Producto Bruto Interno (PBI).
Si bien se anuncian beneficios a fin de año para los consumidores eficientes, ya se sabe que las tarifas se utilizan como variables de ajuste y ordenamiento de las pautas inflacionarias al cierre de un período. Sin embargo, estas discusiones remarcan la inexistencia de una política de Estado al respecto, donde no existe voluntad para alcanzar una estructura que ponga fin a tanta discusión doméstica.
El asunto es que UTE ha bajado sus costos de generación, apoyado por la energía eólica o fuentes renovables que adquirieron una amplia difusión en los últimos años y ha sido denunciado por el sindicato AUTE como una política privatizadora del organismo. Pero, nuevamente, el cambio en la matriz no influyó en el costo familiar energético y la discusión no cierra, en el mismo sentido que no le cierran las cuentas a Astori.
El encuentro mencionado tuvo lugar el lunes 6 y en los últimos días trascendió en los medios de comunicación. Ante la polémica sobre la mesa, el titular de Economía no tuvo otra opción que negar públicamente la posibilidad de ese incremento, que –igualmente– deberá definirse en diciembre. Aunque la reunión fue “cerrada y primaria”, los puntos en discusión salieron a la luz y el sentimiento de “traición” afloró en un relacionamiento acotado por el mismo tema, cada año que finaliza.
Los datos de generación son claves para efectuar cálculos de eficiencia. Según SEG Ingeniería, hasta el 10 de noviembre, hubo 158 días del año con generación 100% renovable (de un total de 314 días), al tiempo que la generación a través de combustibles fósiles representó el 1,6% del total. En lo que va del año, el 60% de la energía provino de fuentes hidráulicas, el 29,4% de eólica, el 7,4% de biomasa y el 1,6 de fuente solar.
No obstante, si no se tomaran en cuenta esos datos de la realidad e igualmente se subiera la tarifa del ente, el ajuste que quiere Economía le daría aproximadamente U$S 140 millones al mes, que serán necesarios para el Ejecutivo ante el último año de gastos que plantea 2018, previo al proceso electoral. Y como bien acota la ministra Cosse, “no hay que olvidar nunca que lo importante acá es la gente. El centro de nuestro trabajo es la gente”. Claro, pero lo es en tiempos de cercanía electoral y también al comienzo de cualquier gestión, cuando las pizarras se miran poco.
Además, es comprensible que cualquier jerarca –en este caso, Casaravilla– quiera mostrar la eficiencia de su gestión, que ha pasado desapercibida y a la sombra de Ancap, porque sus utilidades engrosan Rentas Generales, esa habitual “caja de Pandora” que ayuda a equilibrar otros resultados escasos.
Como ejemplo de esta realidad, entre enero y setiembre, UTE obtuvo U$S 485 millones de ganancia y el año pasado transfirió U$S 225 millones. O las inversiones que deberá afrontar –obligada por el memorándum de entendimiento que firmó el gobierno uruguayo con UPM– con la instalación de una línea de alta tensión para la futura planta de celulosa que le costará U$S 150 millones.
Además, deberá comprarle energía –también obligada, porque no la necesita– a U$S 72 el megavatio/hora, cuando hoy comercia a U$S 20 en el mercado spot, o sea, un sobrecosto de 2% durante 20 años. Nada fácil de enfrentar simplemente con una risa y sin demostrar malestar.
Mientras tanto, la ministra Cosse habla de un cambio estructural que module la tarifa, en el marco de la nueva matriz energética que termine con los colgados (hay 70.000 familias) y que permita ver los resultados de algo tan promocionado y mostrado como “orgullo nacional”, pero que no se refleja en los costos que enfrenta el consumidor final.
Aunque UTE venda energía y obtenga U$S 50 millones por concepto de exportación a Brasil, permanece por encima de otros valores regionales y, a pesar de que su directorio ha logrado bajar costos de funcionamiento, la decisión está en manos del Poder Ejecutivo, que no se maneja con criterios técnicos, sino políticos.
Evidentemente, los planes promocionados por el ente son soluciones paliativas a un problema de fondo y estructural. Es casi un placebo que se ingiere a fin de año, para comenzar cada período con novedades que incluyen a otros organismos, como Antel que aumentaría las tarifas de acuerdo a la inflación (6% aproximado) o Ancap, donde no hay definiciones.
Aquí, las reducciones de los precios del gasoil están atadas a los resultados de la gestión encarada por Marta Jara, tras el desplazamiento de una lista de nombres que no lograron encauzar los destinos de una empresa monopólica. Como sea, la refinería de La Teja estuvo parada unos ocho meses y prácticamente no se adquirió crudo, mientras lo que se compra en estos momentos no influye en el promedio.
Pero no es malo del todo recordar –una vez más– que ninguno de los entes mencionados tuvo que enfrentar una “herencia maldita” y que, nuevamente, las inversiones deficitarias y pésimas gestiones serán afrontadas por sus contribuyentes.