Buenos números en Cerro del Bombero por el correcto manejo de ganado y el plus de lana fina

Cerro del Bombero es un establecimiento de 4.552 hectáreas, ubicado a 10 kilómetros de Capilla del Carmen, en el Este del departamento de Paysandú. Allí se realiza el ciclo completo de vacunos Polled Hereford y ovinos Merino Australiano, además de la cría de equinos de la raza Criolla.
“Hacemos la recría y el engorde de los novillos y la recría de las vaquillonas para la reposición de las madres del rodeo”, explicó a EL TELEGRAFO su principal, el ingeniero agrónomo Juan Bazzano. En lanares se hace lo mismo, a pesar de que “este año se decidió retener los borregos que recientemente se esquilaron por segunda vez, para efectuarle una nueva esquila y obtener de ellos tres vellones”. Aunque aclaró que no están en el establecimiento, sino que se llevaron a pastoreo a otro lado.
El promedio de Unidades Ganaderas (UG) por hectárea es de 0,68 en el año, incluyéndose los vacunos, lanares y equinos. Entiende que es la carga “ideal” para este tipo de campos, que “son muy difíciles y una eventual sequía se siente enseguida”. Especificó que llovió hace unos seis días “y ya se siente que está faltando agua, por el sol y mucho viento”.
Con respecto a la carga ganadera por hectárea, señaló que les ha permitido “mantener los buenos niveles de productividad en los últimos 11 años”. En cuanto a la producción vacuna, mencionó que hace muchos años “se seleccionan los toros por bajo peso al nacer y buen crecimiento, utilizando la información de los EPD de toros y elegimos las vaquillonas de primer servicio, que se inseminan todas siempre buscando toros superiores, con bajo peso al nacer y que tengan buen crecimiento”.
Eso permitió, este año, en un rodeo de 1.030 vacas pariendo, que “se murieran solo ocho terneros. Hablamos que es cerca del 90% de marcación de ganado, con el 90% de preñez que se ha mantenido en los últimos 10 años. El porcentaje de marcación ha oscilado en estos años, pero el promedio es del 87%”, dijo Bazzano.
Aclaró que todo es a base de campo natural y solo se posee de mejoramientos 150 hectáreas. “En realidad, teníamos solo 100, pero con base en la carpeta verde que llevamos con el Plan Agropecuario y viendo los indicadores, notamos que una limitante es que nos quedaban novillos mayores de tres años después de la primavera para el verano”.
“Por eso decidimos aumentar el área de mejoramiento y, de esa manera, de 300 novillos nos quedan 38 de dos a tres años, que están en el verdeo y se van en estos días. Pudimos aumentar la carga de vacas y pasar de 1.000 vacas entoradas a 1.200, reteniendo nuestro propio ganado que falle”, sostuvo. Pero al fallar tan poco, “se nos complica, por lo que nos quedamos con vacas de segundo entore”.
Los novillos salen de Cerro del Bombero con 500 kilos, “terminados en los mejoramientos, que nos ha dado excelentes resultados”. Explicó que el 17 de abril “se revisaron los verdeos y las pasturas, que estaban en buenas condiciones. Si bien fue un otoño un poco complicado, nos permitió sacar la mayoría de los novillos con 500 kilos”.
Este año se agregó a la recría –los novillos de uno a dos años– “una ayuda de ración autoconsumo con sal, que no hacíamos con esta categoría en años anteriores. Lo hacemos con las hembras y nos dan muy buen resultado, llegando a la inseminación con 300 kilos de promedio. Decidimos no perder kilos en invierno y los ayudamos para que tengan un crecimiento compensatorio”.
Acotó que el destete se hace en forma temprana, cuando el ternero llega en enero a los 100 kilos. “Lo que no dé el peso de destete se le coloca 11 días tablilla. Luego se les enseña a comer y se los lleva hasta los 150 kilos con ración y se lo larga al campo”, dijo el profesional.
Para Bazzano, la base de todo es que la gente que trabaja en el establecimiento entendió la idea. “Mi mano derecha es el técnico agropecuario Manuel Soca, quien desde hace muchos años está con nosotros y aporta mucho desde sus conocimientos para llevar adelante la idea de trabajo”.
SELECCIÓN OVINA
Desde 2008, en Cerro del Bombero se comenzó a realizar una fuerte selección y los primeros años “fueron duros, porque la majada era muy gruesa”, comenta el principal del establecimiento sanducero. “Decidimos incorporar mucha genética a través de la inseminación, eligiendo carneros por finura, peso del vellón y tamaño corporal, siempre buscando animales de punta en los remates, especialmente en el ‘Día del Merino’, incorporando buenas características a la majada”.
Esto se logró en base a la selección, con animales de buen peso corporal. “Nunca se encarneró una borrega que pesara menos de 37 kilos, para tener un animal productivo y fértil, incorporándole después genética en la inseminación de ovejas, y buenos carneros a las borregas”. Este cambio de aumentar la superficie de mejoramiento, “me llevó a la necesidad de retener vacas que afectaban la caja del establecimiento, dado los altos costos que tenemos. Al aumentar el área de mejoras, se debió alambrar y efectuar otros trabajos”. Pero vender la lana en un muy buen precio, “nos dio un alivio para que esa retención de animales no repercutiera en la caja del establecimiento”, precisó.
Destacó los logros obtenidos con la majada, especialmente en lo sanitario, eliminando el pietín, que determina animales productivos. “Hoy estamos con 4,2 kilos de promedio de lana por animal. Con vellones de 17,5 micras todo el lote, con un rendimiento al lavado de 78%”.
Entiende que, para que el negocio sea rentable, “se debe hacer una buena recría de la borrega y los borregos y elegir que los animales que serán madres tengan buen peso. De esa manera no le errás”, dijo.
Aumentar la capacidad de superficie de mejoramiento “nos permitió retener unas 50 borregas que por la época de destete fueron las más chicas. Decidimos ingresarlas al verdeo para ver si llegaban a la encarnerada. Se embarcó un camión de corderos –compañeros de esas corderas–, pesando 35 kilos de promedio y eso también nos permitirá llegar bien con la borregada a la encarnerada, que será en abril”.
COSTOS
“Los costos son una carga muy pesada”, sostuvo el ingeniero Bazzano. “Sumados a los impuestos, hablamos de que inciden en forma muy importante. Están los insumos veterinarios, para semillas, fertilizantes, mano de obra, las cargas sociales, impuestos a la tierra (contribución inmobiliaria, impuesto a Primaria, etcétera); todo pesa mucho y se torna un negocio, que si bien en la escala te permite cierta facilidad de manejo, es muy pesado”.
Y aclaró que “influye casi en un 50%. En el último balance, me dejó asombrado todo lo que se paga”. Para lograr ser rentable, se debe hilar fino, tanto en la fertilización como en la ración que se brinda, para que los animales no pierdan kilos y se mantengan”.
Este año se agregó diagnóstico de actividad ovárica, que “nos dio muy buen resultado. Aquellas vaquillonas que no estaban ciclando por una razón de inmadurez fueron al verdeo para hacerle un flushing. Si bien aumenta el costo por las pasturas, nos permite usarlo en forma más eficiente”, finalizó.