Que no sea otra frustración para el Mercosur

La inestabilidad y las asimetrías de las economías regionales son un factor que ha conspirado contra el mejor desenvolvimiento del Mercosur ya desde su creación hace más de veinte años, pero a la vez con el advenimiento de los gobiernos progresistas en la región, como elemento agravante se dejaron de lado los intereses compartidos en materia de complementación e intercambio comercial para funcionar como un club de presidentes amigos, que priorizó las afinidades ideológicas por sobre los objetivos que dieron origen a la asociación.
Pero, el común denominador han sido los avatares en el acuerdo a lo largo de los años, y además de las dificultades en la relación comercial interna y la organicidad del bloque, hasta ahora no se ha logrado acordar tratados comerciales con ningún bloque mientras que desde hace 20 años se está en “conversaciones” con la Unión Europea. Naturalmente la responsabilidad en este caso no es enteramente del Mercosur, sino que también dentro del bloque europeo hay países que se las gastan cuando de proteccionismo se trata, como es el caso ostensible de Francia con sus productores rurales.
Y sin dudas en nuestra región el mayor despliegue proteccionista ha sido el de Brasil, que ha tratado permanentemente de hacer que el arancel externo común sea lo más alto posible, y en forma similar ha actuado Argentina durante los gobiernos kirchneristas, con medidas ultraproteccionistas del exdirector de Comercio Exterior, Guillermo Moreno, que incluso afectaron duramente el comercio de nuestro país con ese destino.
En el escenario actual, igualmente, tenemos que mientras las negociaciones entre el Mercosur y la Unión Europea para firmar un Tratado de Libre Comercio (TLC) progresan con algunas dificultades y señales políticas, la situación no es similar en otros casos que emergen en la agenda externa del bloque y en los que naturalmente el gobierno uruguayo tiene especial interés de avanzar, mucho más por cierto que los dos grandes vecinos, dado que nuestra pequeña economía requiere de apertura comercial para insertarse y crecer desde afuera hacia adentro.
El punto es que los mismos reparos que el gobierno brasileño puso de manifiesto en su momento para que el Mercosur negocie un Tratado de Libre Comercio (TLC) con China se repiten ahora con Corea del Sur, país asiático que ha expuesto abiertamente su interés en liberalizar el comercio con el bloque regional.
En este caso el gobierno brasileño no se opone rotundamente a un TLC pero las “barreras” que pone en la negociación son “altas”, según da cuenta El Observador en base a fuentes diplomáticas, al punto que los informantes, que están involucrados en la negociación, advierten resistencia de Brasilia a abrir su mercado y a poner la industria local en competencia con los productos coreanos y chinos. Esta postura, no es novedosa en nuestros vecinos del norte, desde que más allá de la bilateralidad con Argentina, se ha ocupado de hacer que esta región sea un mercado prácticamente exclusivo para su industria manufacturera, mediante trabas a las importaciones desde afuera del bloque y con el instrumento expresamente acordado del arancel externo común lo más alto posible.
Pero el Uruguay, por encima de escasas opciones de complementación en cadenas de producción con valor agregado, coloca productos sin industrializar o apenas semielaborados en el Brasil y demás países del Mercosur, por lo que tiene más que perder que ganar con esta postura de los vecinos. Precisamente la apertura estratégica hacia el Pacífico asiático, con la que el ministro de Relaciones Exteriores, Rodolfo Nin Novoa, ha insistido tanto desde su llegada a la Cancillería, tiene los mayores obstáculos en las barreras que impone el proteccionismo brasileño.
Por cierto que pese al tamaño de la economía brasileña y su influencia innegable en el Mercosur –que naturalmente, para Itamaraty tiene una consideración de segundo orden, porque Brasil siempre ha pretendido asomarse como potencia mundial jugando en la cancha grande en forma individual– en buena medida en el caso de Corea del Sur la situación los deja solos en el bloque, porque tanto Argentina como Paraguay y Uruguay están a favor de concretar el acuerdo.
Los antecedentes inmediatos indican que durante la presidencia pro témpore de Argentina se culminó de forma “exitosa” con el “diálogo exploratorio” entre las partes y en marzo último se daba cuenta de que tras la culminación de esa instancia de negociación preliminar, cada uno de los estados parte del Mercosur y Corea iniciarían “sus procedimientos internos” con la intención de obtener el mandato que permitiera iniciar las negociaciones del acuerdo comercial “lo antes posible”.
Pero en tanto no hay una coincidencia absoluta entre los integrantes del bloque del Cono Sur sudamericano, el proceso avanza –con la relatividad del término en este caso– a distintas velocidades en cada país. Es así que en reuniones bilaterales con representantes del gobierno brasileño, los coreanos recibieron la información de que en Itamaraty el tema no recogía tantas simpatías como en resto de los socios del Mercosur. Algunos de los informantes consultados estiman que, al igual que sucede con China, el gobierno coreano no tendrá interés ni posibilidad de avanzar sin el visto bueno del gigante brasileño por su influencia en la región y concretamente en el Mercosur, y ello aparece como un elemento por lo menos de enlentecimiento de este proceso.
Ocurre que un acuerdo de esta envergadura no es lo mismo sin Brasil, y los asiáticos lo saben, teniendo en cuenta el tamaño de las economías y los mercados.
Los empresarios chinos y coreanos ven el ingreso al Mercosur como una puerta de entrada al mercado brasileño que es, lo que al fin de cuentas, más les interesa.
Esa situación se hizo expresa cuando el ministro de Agricultura de Brasil, Blairo Maggi, le planteó al gobierno coreano que deje de comprarle carne a Uruguay y que empiece a comprarle a Brasil, que es un mercado bastante más grande para comerciar.
“Ustedes compran carnes a Uruguay. Ellos tienen poco más de 3,4 millones de habitantes. Brasil tiene 200 millones de habitantes ¿Dónde van a vender más autos Hyundai, Kia, smartphones, TV Samsung o LG? ¿En Uruguay o en Brasil?”, dijo el ministro según un artículo publicado por el Comercio de Porto Alegre en setiembre de 2016.
Está claramente expuesto por donde va Brasil, por lo que a primera vista aparece como difícil que de una u otra forma el país norteño no imponga sus condiciones en la negociación.
Y deberá hilarse muy fino dentro del bloque, tanto por Uruguay como por Paraguay y Argentina, para no allanarse a las condiciones que pretende imponer Itamaraty, y en el marco del interés de concretar un acuerdo de mutuo beneficio con la economía surcoreana, por un lado no ceder a la presión brasileña, y por otro tampoco derivar en una interminable negociación por controversia de intereses, como ocurre con la Unión Europea.