La lana: “el camino de no me la compliquen”

En una de sus láminas de presentación del penúltimo congreso del Secretariado Uruguayo de la Lana (SUL): “El camino de la lana hacia los nuevos desafíos”, el director de Top Fray Marcos, ingeniero agrónomo Facundo Rovira, planteaba como una de las opciones a las que se podía recurrir, frente a la recomendable: “El camino del valor agregado”.
En dicha presentación, se agregaba que en el camino hacia la calidad, las lanas certificadas grifa verde constituían la alternativa a adoptar, sostuvo a EL TELEGRAFO el ingeniero agrónomo Gianni Bianchi.
“Nadie puede estar en desacuerdo con esto, sobre todo para un país que no hace mucho producía y exportaba casi todo de los casi 100 millones de kilos de lana generadas y hoy apenas alcanza la cuarta parte de dicha cifra”, sostiene el profesional.
Sin embargo y a pesar de reconocer el trabajo realizado por el SUL en calidad de lanas y los logros obtenidos en el pasado, entiende que “es importante analizar qué está ocurriendo actualmente en esta área en general y en la esquila en particular”. Entre otras cosas porque es precisamente en la cosecha de lana donde se juega gran parte del partido del agregado de valor enunciado y compartido, además se involucra mucha gente en esta actividad y si bien importa su capacitación, igualmente importante son las condiciones de trabajo.
Bianchi explica que, en la última zafra, “el 40% de la lana producida fue esquilada con la grifa verde, casi un millón de ovejas con la grifa celeste y el 50% restante no fue acondicionado. Si la grifa celeste genera una presentación muy variable y heterogénea; muchos de esos lotes no cumplen con las normas de acondicionamiento acordadas entre productores, a través de SUL y la industria lanera, considérese qué se puede esperar del 50% restante”.
Señala que es claro que esta situación “no nos conduce hacia el camino de la calidad. ¿Por qué no avanzar hacia la universalización de la grifa verde si es la que proporciona mejor calidad a la industria?”
“Quizás previamente deberíamos conocer a ciencia cierta si es posible esquilar todos los ovinos del país con máquinas grifa verde. Por supuesto que inmediatamente después deberíamos saber qué está ocurriendo hacia el interior de las máquinas que hoy esquilan y acondicionan con la grifa verde”, dice el investigador y técnico de la actividad privada.
Acotó que “no solo en términos de calidad del servicio que prestan, sino de regularización del personal a cargo. Entre otras cosas porque en teoría no podría haber $11-12 de diferencia/ovino esquilado (y a veces más) si todas brindaran un servicio de calidad y tuvieran –por poner un ejemplo–, todo su personal declarado en el Banco de Previsión Social (descontando que solo trabajaran mayores de edad y no hubiera menores realizando tareas).
CUESTIONAMIENTO
“Tano” Bianchi se pregunta: “¿Alguna vez el SUL cuestionó o siquiera registró este punto o las condiciones en que los trabajadores de la máquina permanecen los días que realizan su labor en la estancia?” Citó por ejemplo, “¿dónde y cómo duermen?, ¿cuentan con baños?,¿tienen acceso a duchas y agua caliente? Sin considerar que la mayoría de las veces la gente se traslada de una estancia a otra en medios de transporte no acondicionados para ese fin”.
Explica que el SUL “audita solo las máquinas grifa verde y sería saludable conocer de primera mano si no hay problemas en su desempeño y si los hay, qué medidas concretas tomará la institución. En otras palabras, ¿cuántas máquinas por zafra audita el SUL?, ¿cuántas son observadas y cuántas pierden el registro de la grifa? Si la respuesta a esta última interrogante fuera cero, entonces la calidad no merecería observación por parte de los técnicos de esquila y tampoco quejas de la industria, lo cual sería una buena noticia”.
La pregunta inmediata que se realiza Bianchi sería: “¿por qué no se sigue creciendo en este camino? ¿Son los productores que no adoptan el sistema? Si la industria busca y paga más las lanas grifa verde, no se entiende por qué razón no se adopta masivamente o ¿es que hay un costo diferencial tan significativo que ‘mata’ las ventajas del sistema? O de otra forma, ¿el margen costo-beneficio es válido para lanas finas, pero no para lanas medias y gruesas, que siguen siendo la mayoría?”
Para el profesional, “es importante conocer estas respuestas porque la industria (o en este caso parte de ella) no puede hablar del camino de la calidad si no hay condiciones para masificar el sistema o si solo cabe para determinados tipos de lana”.
A su vez, sostiene que existen productores de lana fina que “contratando los servicios de una máquina grifa verde eligen el camino de ‘no me la compliquen’”. Cita, por ejemplo, “¿por qué razón condicionan el trabajo de la máquina a la afirmación: ‘en mi lote no hay vellones ‘B’ (vellón con algún defecto menor, poco cortos de mecha para el diámetro que tiene o un poco subido de tono; definitiva vellones más cortos y cremosos)?’”.
Agrega “que importa que hubiera vellones B si en definitiva y en teoría hay un acuerdo con la industria donde esta liquida los lotes bien acondicionados, sin importar si hay o no vellones B (siempre y cuando éstos no superen el 30% en forma conjunta con los vellones inferiores). Es más, la ausencia de vellones de esta categoría debería ser una razón de desconfianza de la calidad del lote acondicionado”, sostiene.
VALOR AGREGADO
Bianchi comparte el camino hacia el valor agregado. “De hecho, hemos trabajado en ese sentido en la producción de carne ovina, pero para eso resulta imprescindible conocer cómo están jugando todos los actores con cifras y qué grado de control hay en las condiciones de trabajo a todo nivel de una actividad central para la diferenciación de la fibra como es la esquila”. Acota que, de lo contrario, muchos productores estarán tentados a seguir el camino de “no me la compliquen”, entre otras cosas, “porque les resulta más económico contratar máquinas que no tengan a su personal afiliados a los organismos pertinentes, trasladen a su personal en forma insegura y acepten las directivas respecto a cuántos vellones pueden ir o no en cada categoría”.
CONDICIONES DE TRABAJO
Cuando se comenzó a hablar de bienestar animal en Uruguay, entre las razones que se mencionaban además del tema ético y de las pérdidas económicas por muerte de animales, se insistía en que había un segmento de compradores en el mundo desarrollado que estaba dispuesto a pagar un precio diferencial por un producto que en sus orígenes había sido bien tratado.
La pregunta “del millón” que se hace Gianni Bianchi es: “¿qué pasaría con la lana que exporta Uruguay si los compradores conocieran las condiciones en que día tras día de una y otra zafra desarrollan su labor los operarios de una comparsa de esquila en casi cualquier estancia de este país?”
Manifiesta que “son contadas con los dedos las situaciones en que se cuenta con camas, abrigo, baños y duchas para los trabajadores de esquila. En la inmensa mayoría de los casos, duermen en galpones cohabitando con pulgas, roedores y no son pocas las veces que cerca hay baños de inmersión con agua podrida del año anterior y restos de pesticida en su interior. El baño para el trabajador suele ser el piquete que rodea el galpón y el aseo –en verano– la cañada más próxima”, agrega.
Enfatiza que el Estado, “sin dudas, debe garantizar esto último, pero las instituciones que bregan por mejorar la calidad de vida de todos los que de alguna u otra forma están vinculados a la oveja no deberían estar ajenas”.
“El SUL –en primer lugar y entre otras cosas porque dispone de buena parte de la información al respecto y audita una porción significativa de estas máquinas, año tras año– es conocedor pleno de esta realidad. Pero se nos ocurre que la industria lanera no podría estar ajena si pretende vender al mundo un producto con certificación de proceso de calidad y buenas prácticas.” A Bianchi le llama la atención cómo “la Asociación Rural o la Federación Rural, también conocedoras de sobra de las condiciones en que se recibe al personal de esquila en la zafra, nunca hayan dicho nada al respecto, habida cuenta de su preocupación por la familia rural. El Pit Cnt debería interesarse y conocer a fondo la realidad de esos trabajadores que lejos de las ciudades durante muchos meses del año realizan su labor en condiciones que a esta altura del siglo XXI resultan inaceptables”, finalizó.