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Está comprobado que el alcohol asociado a la conducción de vehículos es un factor que aumenta los riesgos de siniestralidad. En Uruguay, de acuerdo con información de la Junta Nacional de Drogas, el 75% de población no tiene problemas con el alcohol y son 230 mil uruguayos los que muestran consumo problemático, lo cual incluye situaciones de dependencia de este consumo y otras conductas de riesgos altos y moderados.
Uruguay –donde se aplica la tolerancia cero– es uno de los 89 países que tienen leyes que establecen el límite de la alcoholemia menor a 0,05 g/dl, uno de un puñado de países donde el límite es cero absoluto. “El riesgo de siniestro de tránsito aumenta de forma espectacular cuando la alcoholemia supera este margen”, sostiene la Organización Mundial de la Salud.
Los datos de los últimos informes de la Unidad Nacional de Seguridad Vial (Unasev), correspondientes al primer semestre del presente año indican que de un total de más de 8.850 controles realizados a conductores que participaron en un siniestro de tránsito, el 93,3% registra 0 g/L de alcohol en sangre. A 590 conductores que participaron en siniestros de tránsito en el primer semestre del 2017, se les detectó presencia de alcohol en sangre, representando el 6,7% restante. Queda en evidencia entonces que el “cero alcohol” no se fundamenta en valores estadísticos, dado que en 9 de cada 10 siniestros registrados no hubo participación del alcohol –y aún así en el caso restante la causa pudo haber sido cualquier otra–, sino en un “principio” extremista impulsado por la Unasev. De todas formas, cualquiera que sufriera un accidente, así sea claramente consecuencia de una maniobra suicida de un tercero, el conductor que registre una gota de alcohol en sangre será juzgado con todo el peso de la ley –y la estadística– como culpable.
La franja horaria comprendida aproximadamente entre las 3 y 6 de la mañana es en la que se producen mayor cantidad de espirometrías positivas, según lo detectado entre conductores involucrados en siniestros.
Por otra parte, resulta claro que el uso abusivo de alcohol es un problema del mundo adulto y no solamente de los jóvenes, por lo que es importante que las acciones de sensibilización, educación y prevención tengan en cuenta este aspecto. En este sentido, conviene señalar que la franja etaria de 60 a 64 años es la que presenta mayor cantidad de espirometrías positivas entre los conductores involucrados en siniestros.
El gobierno, que en la última década ha profundizado su política de regulación de alcohol en los conductores de vehículos, anunció a través de la Unasev que durante la próxima Semana Nacional de la Seguridad Vial, que se conmemorará entre el 7 y 15 de octubre próximo, pasará “raya” a la política de regulación del alcohol para conductores.
El anuncio puede interpretarse en relación a las propuestas que andan en juego –una de ellas es la de llevar a 0,3 miligramos de alcohol la tolerancia mínima– en cuanto a repensar la ley 18.191 que consagra duras sanciones para quienes conduzcan tras haber consumido alcohol, como la quita de la libreta, multas y prohibición de manejar por períodos de 6 meses en adelante, llegando incluso al eventual procesamiento –aún cuando no se haya tenido ningún accidente– en caso de una segunda infracción.
Más allá de la polémica que el tema provoca en la arena política, la opinión pública tiene una posición claramente asumida: una amplia mayoría está de acuerdo con la tolerancia cero, según las encuestas realizadas.
Al respecto, el 70% de los consultados en la Cuarta Encuesta de opinión pública sobre Seguridad Vial, realizada en 2016, consideraba la prohibición total del consumo de alcohol para conducir, como una medida muy eficaz para disminuir los siniestros de tránsito; mientras que un 68% opina lo mismo sobre aumentar los controles de alcohol en conductores.
Recientemente, un informe de la consultora Cifra, difundido por Telemundo, indicó que casi nueve de cada diez uruguayos están a favor de la prohibición de consumo de alcohol a los conductores. “Hace un tiempo en Uruguay se implementó la medida de tolerancia cero de alcohol para los conductores, que significa que antes de conducir no pueden tomar ninguna bebida alcohólica, ni siquiera en pequeñas cantidades. ¿Le parece bien o mal esa medida?” fue una de las consultas que durante la primera quincena de julio del presente año recibieron telefónicamente 702 entrevistados. El resultado: un 87% dijo que le parecía bien, un 11% dijo parecerle mal y el resto no respondió.
Atento a los resultados, desde la consultora se destacó el hecho de que todos los encuestados tienen opinión sobre el asunto, “lo que indica que la medida de tolerancia cero ha sido registrada por todo el electorado y todos han tomado posición al respecto, algo que sucede con muy pocos temas de la agenda pública”. “Es una novedad”, dijo Mariana Pomiés, al informativo.
Por otra parte, teniendo en cuenta que solo un 11% se opone a la normativa vigente, resulta claro que el apoyo a la tolerancia cero de alcohol en los conductores es algo que trasciende la pertenencia a los partidos políticos de las personas que fueron consultadas. O lo que es lo mismo, la gran mayoría de los votantes de todos los partidos está a favor de la tolerancia cero de alcohol para los conductores de vehículos.
Este apoyo a la medida es lo que puede hacer que funcione el acuerdo firmado en agosto por el Ministerio de Salud Pública y la Unasev con el Centro de Farmacias del Uruguay (CFU), la Asociación de Farmacias del Interior (AFI), la Cámara Uruguaya de Farmacias y Afines (CUFA), el cual permitirá –en un hecho totalmente novedoso– para que aproximadamente mil farmacias ubicadas en distintos puntos del territorio nacional puedan realizar el test de alcoholimetría pasiva a quienes en forma voluntaria lo requieran.
La iniciativa, apunta a fomentar el autocuidado y las conductas responsables por los conductores, dándoles la oportunidad, a partir del pago de un tique, de hacerse en forma rápida los exámenes correspondientes para detectar la presencia o no de alcohol en sangre, de forma tal que sepa si cumple o no con las normas de tránsito para la conducción vehicular.
En conclusión, el resultado de los sondeos de opinión muestra que toda la población conoce la medida de prohibición del alcohol para conductores y una amplia mayoría se manifiesta a favor de la misma a pesar del rigor de las sanciones para los infractores, lo que constituye no solo un claro apoyo a una política pública sino también un cambio cultural muy importante y concretado en relativamente poco tiempo.