Sello verde

Termas de Almirón es uno de los tres lugares seleccionados por el Ministerio de Turismo (Mintur) para aplicar el proyecto Sello Verde Turístico, que distingue a los operadores que aportan a la sustentabilidad, el medio ambiente y la mejora continua de sus establecimientos.
La iniciativa se inscribe en la marca Uruguay Natural y se realizará en conjunto con el Sistema Nacional de Respuesta al Cambio Climático, que integran un conjunto de instituciones públicas, siendo además producto de un plan de cooperación triangular entre España, Costa Rica y Uruguay.
El objetivo de la certificación, que se aplicará en áreas costeras y termal –más precisamente en Chuy, Atlántida y Guichón– es la sostenibilidad turística y el desarrollo de herramientas para su promoción, entre los actores del sector y los consumidores.
Para la Organización Mundial de Turismo (OMT), el turismo sostenible es aquel que conduce a la gestión de todos los recursos de tal forma que permita satisfacer todas las necesidades económicas, sociales y estéticas, manteniendo la integridad cultural, los procesos ecológicos esenciales, la diversidad biológica y los sistemas que apoyan la vida.
En este sentido, el actual proyecto de certificación apunta a la gestión sostenible de los establecimientos y las actividades (calidad turística, empleo verde e inclusivo, accesibilidad turística e inclusión, calidad de las instalaciones, interacción responsable con el entorno, entre otros), la gestión ambiental y cambio climático (gestión sostenible de la energía, del agua y de los residuos de los establecimientos turísticos, adaptación al cambio climático y mitigación de emisiones de gases de efecto invernadero) y la creación de valor local, lo que comprende la promoción de la responsabilidad social empresaria, vínculo con la comunidad local y mejora del derrame económico de la actividad turística, activación del patrimonio natural y cultural, y promoción de la oferta turística y cultural local.
De acuerdo a lo informado desde el Ministerio de Turismo y la Intendencia de Paysandú, la aplicación de la certificación en los lugares mencionados es voluntaria y se desarrollará en etapas, existiendo interés por parte de los operadores privados de la zona de Guichón.
Durante el primer año, éstos participarán en la elaboración de un plan de trabajo con apoyo técnico de instituciones socias, como los Ministerios de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente, de Industria, Energía y Minería y OSE, entre otros.
Asimismo, el Ministerio de Turismo cuenta con la colaboración del Instituto Costarricense de Turismo que tiene una vasta experiencia ya que implementa un sello similar en Costa Rica desde hace muchos años.
Se trabajará en áreas como ahorro energético, agua potable, efluentes, tratamiento de residuos y esto le facilitará al operador tener asistencia técnica en cada una de las temáticas a través de diferentes socios del Mintur, para ir desarrollando esos procesos de mejoras, lo que implica la capacitación y profesionalización de servicios con asesoramiento gratuito.
Para las empresas, un atractivo de la certificación es la posibilidad de diferenciarse frente a la competencia y ofrecer a sus visitantes una experiencia sostenible. Un sello verde garantiza a los visitantes que el servicio turístico cumple con criterios sostenibles en el ámbito medioambiental, económico y socio-cultural.
Si bien puede ser discutible la eficacia de los sellos de calidad que en algunos casos se venden al sector privado como una herramienta útil para incrementar sus ingresos, a nivel internacional cada vez más viajeros demuestran su interés por lugares sustentables con un alto componente natural y cultural para disfrutar sus vacaciones.
El turismo de naturaleza no para de crecer en el mundo y despierta también gran interés en los medios de comunicación debido al aumento de la concientización sobre la necesidad de preservar los recursos naturales, la necesidad de los turistas de encontrar alternativas a las que ofrecen los centros urbanos y el deseo de mayor interacción con la naturaleza.
No obstante, la experiencia mundial indica que alcanzar la autosuficiencia de programas de certificación es realmente un desafío y por eso, el financiamiento de los mismos debe ser suficiente y proveer recursos para alcanzar la sostenibilidad ambiental y fortalecimiento sociocultural de las comunidades donde se insertan los emprendimientos certificados.
Paysandú tiene al menos un par de experiencias de certificación ambiental o inicio del proceso de la misma –en algunas de sus playas y también en Termas de Almirón– llevadas adelante por anteriores gobiernos departamentales, durante administraciones del Partido Nacional y Frente Amplio.
En concreto, en el caso de Termas de Almirón, que pretendió posicionarse como las primeras termas de agua salada de Latinoamérica en tener certificación ambiental, se estuvo trabajando en eso desde finales del gobierno de Álvaro Lamas y, posteriormente, durante las administraciones de Julio Pintos y Bertil Bentos. Sin embargo, todas esas experiencias quedaron inconclusas o cayeron en el tiempo, dado que ningún tipo de certificación es permanente sino que tienen plazos y condiciones a cumplir, debiéndose renovarse los primeros sobre la base del cumplimiento las segundas.
Así como sería un error iniciar una certificación solo por pensar que lo “verde” vende más, otro aún mayor sería no sacar provecho de las lecciones aprendidas y buenas prácticas de los diversos programas de turismo sostenible existentes a nivel regional y mundial, así como de la experiencia propia.
La participación del sector privado es fundamental para el éxito de la certificación y a su vez, es clave que defina cuál será su papel en los procesos a iniciarse, además de considerar no solo los potenciales beneficios económicos sino también el hecho fundamental de ser una herramienta para mejora de su funcionamiento en términos de sostenibilidad.
La instrumentación de un sello verde turístico es una buena iniciativa, pero su permanencia en el tiempo debe asegurarse con capacitación, la creación de valor, el apoyo financiero e impositivo para introducir las mejoras, procesos y costos administrativos que habrá que enfrentar. También se requiere un rol activo de las cámaras locales y la búsqueda de nuevos segmentos para las empresas certificadas. Las experiencias anteriores han demostrado que cuando eso no estuvo, los resultados no han sido posibles de mantenerse en el tiempo.