Desarrollo local y pueblos turísticos

Por quinto año consecutivo, el Ministerio de Turismo está en busca del “pueblo turístico” del año. Actualmente técnicos del Ministerio de Turismo realizan talleres regionales informativos sobre esta convocatoria que en su edición 2017 beneficiará con 1.015.000 pesos a un proyecto de la localidad que resulte ganadora.
El premio fue instaurado en 2013 con el objetivo de promover proyectos de desarrollo local, que impulsen la innovación y diversificación de la oferta turística. Se considerarán aquéllas propuestas que aprovechen y valoricen los atributos patrimoniales y ambientales, así como su entorno, para localidades de hasta 5.000 habitantes.
La convocatoria apunta a desarrollar incentivos para que las localidades se integren a la oferta turística nacional con propuestas turísticas, mejoras en infraestructuras y difusión. Pueden presentarse establecimientos, empresas, organizaciones no gubernamentales e instituciones con personería jurídica y los proyectos participantes deberán ser ejecutables en 12 meses y la comunidad será quien se beneficie de los resultados.
¿Y cuáles son esos beneficios? Puede haber de distinto tipo, pero más allá del premio económico –que resulta fundamental para realizar las mejoras que cada lugar requiera de acuerdo a su propuesta– el beneficio más significativo a mediano y largo plazo es la integración de las localidades a la oferta de turismo.
En este sentido, es importante señalar que las localidades premiadas en ediciones anteriores se van sumando con éxito a la red de más de 40 ciudades y pueblos de destino del programa Turismo Social de esa cartera.
En la etapa de postulación, los talleres son un insumo importante y necesario para satisfacer necesidades de información sobre el tema y acompañar la elaboración del proyecto, lo que resulta fundamental especialmente cuando no se tiene experiencia en la planificación de las distintas etapas de la propuesta y la escritura del documento a presentar.
“Es importante acompañar las iniciativas que significan, en muchos casos, las primeras experiencias de desarrollo turístico local”, sostuvo el director nacional de Turismo, Carlos Fagetti. Y tiene razón, son muchas las localidades de hasta 5.000 habitantes esparcidas por todo el territorio nacional que podrían aspirar a este apoyo puesto que cuentan con historia, tradición, paisajes y encanto suficiente para merecerlo.
No obstante, la postulación a cualquier iniciativa de carácter concursable requiere no solo tener una idea sino también un plan, el diseño de actividades para llevarla a cabo y –cosa no menor– una adecuada redacción y presentación de la propuesta en sus aspectos formales y conceptuales. En muchos casos puede estar presente la idea pero si no hay una sociedad civil organizada, instituciones, oenegé o empresas interesadas en presentar un proyecto, el asunto se torna bastante difícil. De ahí que los talleres regionales iniciados por el Ministerio de Turismo resulten importantes, pero también debería contarse con apoyo activo de las direcciones de turismo de las intendencias, tanto para la promoción de la postulación como con el apoyo técnico.
Actualmente el turismo es un sector muy dinámico de la economía nacional, que provee miles de puestos de trabajo y posibilidades de proyección para empresas de distinto tamaño y emprendedores locales que apuestan a la generación de empleo ofreciendo productos y servicios atractivos para turistas nacionales y extranjeros.
En el marco de una política turística que finalmente está mirando al Interior más allá de Maldonado y Rocha, el gobierno nacional ha estado desarrollando, con apoyo de financiamiento externo, una estrategia de fomento del turismo en lugares donde hasta ahora no existía esa actividad o era escasa. De esta manera, sitos que ofrecen actividades culturales y recreativas o paisajes naturales con oferta mínima de servicios y productos regionales, han comenzado lentamente a posicionarse como destinos turísticos alternativos.
Hay un público nacional y extranjero para ellos. Gente interesada en el color de lo local, las historias mínimas, los proyectos comunitarios, el ocio y el relax que hasta ahora había estado fuera de los catálogos de viajes.
La dinamización de nuevos destinos que diversifiquen y expandan la oferta turística nacional no solo es algo deseable en un país que tiene un gran potencial en este sector de actividad, sino también una necesidad para el desarrollo de muchas ciudades y pueblos esparcidos por el territorio de la República.
En nuestra región, esto se ha encaminado a través de la creación del Corredor Pájaros Pintados, que comprende los departamentos de Río Negro, Paysandú, Salto y Artigas, y que ha sido impulsado por el Programa de Apoyo al Sector Turístico, que cuenta con financiamiento del BID y apunta a mejorar la competitividad territorial a partir de la integración de la oferta turística y el apoyo a los emprendimientos de las pequeñas localidades.
En esta línea está el premio Pueblo Turístico, que ha tenido un impacto positivo en las comunidades que han accedido al mismo en los últimos años. ¿Quién se iba a imaginar que Conchillas se volviera un lugar de referencia para tomar el té en Uruguay? Pues bien, desde que en 2013 la localidad ganó este premio se celebra allí el Concurso Nacional de Té y Concurso de Mesas de Té –con lo que ha logrado gran visibilidad, así como ser incluida en los programas de Turismo Social– para rescatar una tradición local nacida en el año 1887, cuando la empresa británica C. H. Walker & Co. Ltd. se instaló en la zona con el objetivo de explotar los médanos de arena y canteras de piedra para extraer el material que se utilizaría en la construcción del puerto de Buenos Aires.
En aquel entonces, la “hora del té” constituía un encuentro casi ceremonial para cada familia de la zona. Al año siguiente el premio correspondió al proyecto “Descubrí Santa Catalina”, en el departamento de Soriano. En la tercera edición, en 2015, la distinción fue obtenida por el proyecto “Mal Abrigo, paraíso escondido”, en San José y el año pasado la localidad duraznense de Cerro Chato fue la ganadora.
Aún no tenemos un pueblo turístico en Paysandú, aunque algunos merecerían serlo. Con creatividad de propuestas, visión de futuro, el apoyo técnico que debería proveer la Intendencia a las iniciativas que surjan, es perfectamente posible sumar alguna localidad a estos pequeños destinos como estrategia para favorecer el desarrollo local y formar parte del circuito de “pueblos con encanto”. ¿Qué pueblo toma la posta? Al que le quepa el sayo, ¡qué se lo ponga!