El Aeroclub Paysandú compró un Bravo 700 y tiene cuatro aeronaves propias y operativas

Con cuatro aeronaves en condiciones perfectas de vuelo –una de ellas recién adquirida–, el Aeroclub Paysandú retomó con ímpetu el desarrollo de una de sus razones de ser, que es la preparación de pilotos.
Las cuatro aeronaves tienen características muy diferentes, según explicó a EL TELEGRAFO uno de los directivos de la institución aérea, Edgardo Tagliani. “Tenemos un Cessna 172 de 1967 de cuatro plazas, totalmente renovado hace tres años, que es para hacer navegación y traslados; hay dos aeronaves abocadas a la instrucción del vuelo, el Cessna 152 y el Bravo 700. Y tenemos una cuarta aeronave para hacer adaptación al vuelo de tren convencional, el Luscombe del año 1949, que es un ícono del club y se utiliza por pilotos que ya están formados. Las cuatro máquinas están operativas”, afirmó.
AUMENTA LA MASA SOCIAL
Con casi un centenar de socios, el Aeroclub crece en su masa social “con toda esta movida de nuevos aviones y ya tiene doce alumnos que están preparando su capacitación”.
Pero la vedete de las máquinas es el nuevo Bravo 700, un avión ultraliviano avanzado –pesa 300 kilos vacío– modelo 2006, importado de Brasil y fabricado por Aerobras con base en un modelo canadiense, que se destina a la preparación de pilotos. Lo trajeron volando, haciendo dos escalas antes de llegar a Paysandú. “Es avanzado porque tiene todas las características de un avión, los otros ultralivianos que tenemos son abiertos y más básicos”. Y “somos el primer aeroclub de Uruguay en tener una aeronave de este tipo”.
Tiene cuatro horas y media de autonomía de vuelo, a una velocidad de hasta 100 millas por hora, unos 165 kilómetros por hora, “es una buena velocidad para este tipo de avión”, y la facilidad de tener un despegue con una carrera más corta. Cuenta con un motor Rotax de 100 caballos de fuerza (hp) de un pistón, una longitud de unos 6,50 metros, envergadura de 9 metros y altura de 2,10 metros.
MÁS FÁCIL DE DIRIGIR
Con dos asientos, tiene un mando de bastón, similar al joystick (“palanca de mando”) de los juegos de computadora; todos sus comandos y controles están duplicados, utilizables tanto por el alumno como por el profesor. Ese comando le permite mover todas las partes del avión, como los flaps y alerones, para facilitar el manejo. Tiene las puertas de plástico transparente, lo que lo habilita una gran visibilidad hacia los lados, “es muy panorámico”, comentó Tagliani.
Además de las mejores prestaciones técnicas para el aprendizaje, es sensiblemente más económico que las demás aeronaves, tanto en el consumo de combustible como en el mantenimiento. El fuselaje es una combinación de chapa de acero con fibra de vidrio y tiene la hélice de fibra de carbono, “todo de la mejor calidad en aeronáutica”.
BAJA EL COSTO DE VUELO
Si bien el avión llegó a Paysandú el año pasado, “estuvimos haciendo todos los trámites y habilitaciones necesarios para volar en Uruguay”, por lo que recién se habilitó para los vuelos de los estudiantes sanduceros. Sobre los costos de estudiar para piloto, Tagliani indicó que “son altos, porque volar en el Cessna, por ejemplo, tiene un costo de 140 dólares la hora y hay que volar 40 horas para ser piloto. Pero con esta nueva aeronave, esos costos van a bajar; estamos estableciéndolos en la directiva”.
El avión ultraliviano Bravo 700 tiene un precio de lista de unos 40.000 dólares, aunque este modelo 2006 tuvo un precio menor.